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2. En el laberinto de las ideologías

 

Ninguna de las distinciones anteriores se deja reducir a un solo aspecto, pues explicar todas ellas desde una perspectiva unidimensional es completamente ideológico. En este contexto es necesario especificar la noción de ideología, cuyos tres elementos típicos son: 1) la comunicación distorsionada, 2) la autolegitimación del poder y 3) la integración de la gente dentro de una cosmovisión unidimensional. En base a estas tres razones la postura llamada „gender“ es considerada ideológica y por las mismas razones muchas de las críticas en su contra son igualmente ideológicas. Por ejemplo la ideología de género y la crítica en su contra han favorecido abiertamente la comunicación distorsionada por medio de la manipulación del contenido y de la forma de la información con el fin de autolegitimar su búsqueda o su posición de poder y pretenden integrar a las masas en un único punto de vista mediante una comunicación orientada al conflicto y a la confrontación.

 

En estas circunstancias el disenso reaviva la hoguera de la violencia social. Así la religión y el deseo violento, unido a la memoria resentida y a la imaginación fracasada derrotan todos los esfuerzos de la inteligencia creyente y de la voluntad comprometida. Cada vez que la ideología de género es criticada, por prescindir de los datos biológicos y por reducirlos a algo psico-socio-cultural, la ideología de género mira con sospecha en sus críticos el fundamentalismo de la interpretación de los textos del NT y AT a partir de la comunicación distorsionada, la autolegitimación del poder y la integración de la gente dentro de una cosmovisión unidimensional. En estas condiciones el Evangelio deja de ser para muchos Buena Nueva.

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