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Habilitación postdoctoral

 

Destrascendentalización de los trascendentales.

Socialización de la Metafísica en los contextos de vida

 

 

4. LOS PRINCIPIOS METAFÍSICOS

 

 

Aristóteles investigó las Ciencias Naturales de su tiempo y escribió varias obras sobre ellas. Por eso se puede hacer correctamente una interpretación muy interesante de sus obras filosóficas desde la Neurofilosofía. Al observar la naturaleza física del universo descubrió dos principios naturales en la constitución de las cosas, a saber, la materia y la forma. Es decir su contenido físico-químico y el aspecto perpectible a veces incluso geométricamente.

 

Aristóteles interpreta filosóficamente estos elementos y los llama principios metafísicos. Por una parte la materia metafísica es la pura posibilidad de existir y es llamada "materia prima", no en un sentido físico, sino en cuanto indeterminación pura. Por otra parte considera Aristóteles la forma metafísica como actualización real de la antedicha posibilidad y recibe el nombre de "forma substancial", capaz de realizar cualquier determinación. Es claro que no habla de la existencia concreta de los entes, sino de principios metafísicos que la posibilitan y la actualizan. La misma Escolástica llegó a llamarles co-principios metafísicos, dado que ninguno de ambos existe independientemente del otro.

 

Cuando estos principios concretan la existencia de los entes, éstos están constituidos por materia y forma en sentido ontológico. La materia son la nuevas posibilidades que surgen a raíz de la existencia concreta de los entes. La forma es cada nueva actualización de cada ente concreto. Por ejemplo un árbol puede convertirse en madera, luego en mesa, luego en carbón o cenizas. En este nivel puede ser investigado por la Física y la Química y uno puede encontrar Carbono, pero esa no es la materia prima metafísica, ni la materia ontológicamente considerada, sino la matería física que corresponde estudiar a las Ciencias Naturales.

 

Esta teoría es completamente compatible con la Teoría habermasiana del diálogo. Por ejemplo, por una parte la condiciones universales y trascendentales de validez son la materia ontológica para la realización concreta de toda conversación. Por otra parte la temática, el contenido, actitudes y procedimientos determinan la forma ontológica de todo acto de comunicación.

 

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