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Habilitación postdoctoral

 

Destrascendentalización de los trascendentales.

Socialización de la Metafísica en los contextos de vida

 

 

6. SER, ESENCIA Y EXISTENCIA

 

En los dos incisos anteriores ha sido explicada la relación entre los co-principios metafísicos de materia y forma y entre los conceptos de potencia y acto. Aquéllos primeros explican la constitución metafísica de los entes materiales y éstos segundos la constitución metafísica de los entes inmateriales. En resumen queda claro, que la materia es co-principio de indeterminación y la forma co-principio para la determinación de cada ente concreto. En este sentido es la materia co-principio de las posibilidades indeterminadas de la esencia de cada ente, mientras que la forma es co-principio determinante, el cual actualiza dicha esencia. Por eso substituye el concepto de potencia en los entes inmateriales la función desempeñada por la materia en los entes materiales y el concepto de acto substituye la función de la forma en la actualización de cada ente inmaterial.

 

A continuación es necesario, especificar las nociones de ser, esencia y existencia. "Dios es el ser" es una de la frases más falsas escritas y pensadas por un filósofo,  cuya autoría procede del Meister Eckhart. Contra tal hipótesis argulle la diferencia teológica entre ser y Dios según Balthasar, que el ser necesita tanto de los entes para ser, como los entes necesitan del ser para permanecer en la existencia. En contraste con ello subsiste Dios absolutamente por sí mismo.

 

Ser es verbo, mientras que la esencia es concreción específica del ente. En consecuencia determina la existencia individualmente la esencia en cada ente concreto. De acuerdo con estas precisiones conceptuales es correcta la distinción real metafísica entre «esse et essentia» de la filosofía tomasiana. No obstante que ella fue malinterpretada por los filósofos suarecianos como una distinción real física entre «quidditas et existentia».

 

En otras palabras se deja especificar la noción de ser por la esencia por una parte, del mismo modo como ésta última delimita lógicamente el género dentro de una especie. Y por otra parte llega a ser la esencia indivualizada por la existencia del ente concreto. En este sentido denomina la filosofía clásica al ente como esencia existente. Dicha individualización es única e insustituible para cada ente concreto. Por ejemplo nunca será una copia digitalizada de algún detalle de la Capilla Sixtina lo mismo que el original de Michelangelo Buonarroti y la refacción de un auto nunca será la misma que la pieza substituida, incluso si ambas proceden de la misma marca comercial. En este contexto utilizó la filosofía tomasiana la expresión latina «materia quantitate signata», la cual corresponde al concepto escotista de «hæcceitas», es decir, «hecceidad o estoidad» en buen castellano para especialistas.

 

 

La noción de persona hace explícita de modo aún más pleno la unicidad insustituible de los entes, a los que dicha noción se puede atribuir, por ejemplo a cada ser humano y analógicamente a cada «ὑπόστασις» trinitaria en Dios. Según Paul Ricœur caracterizan la narración, la comunicación, la acción y la responsabilidad los cuatro rasgos fundamentales de cada persona. Por consiguiente cada persona constituye el núcleo narrativo de una historia, es interlocutor válido en los procesos de comunicación, puede ser víctima o verdugo desde la perspectiva de la teoría de la acción y finalmente puede ser responsable del amor y de la justicia éticamente considerados. En conclusión concuerda el término femenino de «hæcceitas» incluso sintácticamente, para ser atribuido a la persona y a su unicidad insustituible.

 

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