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2. NUESTRA PRAXIS

¿ENCUENTRO PERSONAL

Y DIÁLOGO EN Y DESDE EL SUFRIMIENTO?

SACERDOTES ESTIMATIZADOS

Jesús ve el sufrimiento antes que el pecado

 

2.2.6 Otros testimonios: Párrocos contra vicarios

          »¡Jerusalén, Jerusalén, [...] que apedreas a los que se te envían!« Mt 23,37

         

Si

 

2.2.6.1 Bruno Gaggi

 

Tras la euforia de mi Cantamisa comenzó la dureza de la vida diaria. Como primer oficio asumí de modo simultáneo la atención pastoral de siete parroquias durante las vacaciones de sus respectivos párrocos a lo largo de siete semanas. En Zwiesel fue vicario junto con otros colegas bajo la dirección de un párroco. De esta manera todavía no asumía un responsabilidad directa por una parroquia. Mi primer párroco era sobre todo un jefe. Nosotros guíabamos como vicarios cada uno distintas áreas como la liturgia, la Evangelización y yo los servicios sociales. Esto incluía la pastoral juvenil, la atención a los enfermos en el hospital, Caritas y mucho más.

 

La preparación de la homilía exigía una sesión obligatoria bajo supervisión del párroco como estricto organizador. Contra su estructura de trabajo yo pensaba a veces: „Para ser un buen párroco, no es obligatorio, ser un buen teólogo o un buen gestor. Mucho más importante es, querer a los seres humanos y tener una sensibilidad ante lo que ellos realmente necesitan”. En la abadía benedictina de Andechs escuché del abad lo siguiente: „A cada monje encomendar según sus habilidades”. Así rezaba el ideal. La realidad es lamentablemente la mayoría de las veces distinta.

 

Como vicario estaba mi colega harto de la situación y encontró refugio cerca de una coordinadora de un grupo juvenil, cuyos progenitores estaban muy comprometidos en la pastoral de la parroquia. Cuando la desposó, fue decretado un absoluto silencio acerca del caso. Ocultar debajo de la alfombra ha sido desde siempre el método número uno en los círculos cléricales.

 

También yo me enamoré en aquel tiempo. Pero continuamente me decía con claridad: „No quiero hijos y de ninguna manera abandonar el ministerio clerical”. Mientras suceden eventos inocuos, nadie se escandaliza. Basta desviar la mirada, disimular, guardar silencio, prohibir. A causa de tantos casos dejé de preocuparme. Con una única compañera de vida permanecería sin problemas dentro de la Iglesia. Mi párroco me quería exactamente a mí como vicario y toleró mi estilo de vida. Era tristemente conocido como un macho alfa hasta el extremo dominante sobre sus novatos. Hoy creo, que nuestro choque permanente se fincaba en mucha celotipia o en un tipo de conflicto no resuelto entre hijo y padre, al que provoqué, hasta que estalló.

 

Los años de aprendizaje no son años para sentirse el dueño. Esto vale también para los sacerdotes jóvenes, los que como vicarios dependen de un párroco. Para las parroquias son ellos la mayoría de las veces aire fresco, porque no permanecen largo tiempo y como novatos aceptan todavía nuevas ideas.

 

Mis celebraciones litúrgicas eran a menudo conforme a las normas de la Iglesia. Ello indica en principio ante todo, qué importante fue para mí la Iglesia, porque hice todo lo posible, para mostrarle actractiva para los seres humanos. Tras seis años de estudio y formación quería yo todavía dejar de advertir, que la Iglesia ya no aporta con su propia autopercepción oficialmente dogmática, lo que sus fieles de ella desearían. Así fueron los primeros años tan sólo una comprensión correcta de aquello, lo que en los exámenes de dogma me había sido indoctrinado. Como estudiante vivía yo en esta nube feliz, mientras que en la praxis concreta llegaba a ser cada vez más claro, que la doctrina está desfasada. Llegó la colisión de la praxis – el desencanto, el que mina en las vivencias aquello, lo que en la teoría llegó a parecer tan mullido.

 

Sin embargo a pesar de todo me sentía feliz con mi oficio de vicario en aquellos años a tal punto, que creí, poder ejercerlo mejor sin las directrices de un jefe. Entre tanto me postulé para un nuevo oficio.    

 

Anton Aschenbrenner

Consagrado como sacerdote en 1988 en Diócesis de Passau, Niederbayern, Alemania.

Suspendido en 2003 por el Obispo Wilhelm Schraml de la Diócesis de Passau

y desde 2004 teólogo independiente.

 

 

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Cita de Metz en alemán y Cita de Kasper en alemán.

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1     JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica FC 84.

 

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