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1. SIGNIFICADO BÍBLICO

DE LA VISITA 4/6

CRISTO SE IDENTIFICA CON EL VISITADO

Mt 25,36.43

 

1.5 Visita de Dios y Nueva Alianza

 

En la encarnación del Verbo quien acampó entre nosotros conforme a Jn 1,14 desemboca la Antigua Alianza. Por medio de su Hijo encarnado visita Dios a su pueblo como Emmanuel. Jesús encarnado es la presencia real de Dios con nosotros. En el texto de 1Jn 1,1 es decrita la percepción de su presencia sensible en su pleno sentido estético-balthasariano con las siguientes palabras: »lo que oímos, lo que vieron nuestros ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos«. Otros despliegues de su visita cada vez más perceptible quoad nos en el sentido de 1Jn1,1 son:

 

1) la resurección del hijo de la viuda de Naím en Lc 7,16 »Dios ha visitado a su pueblo«, donde se utiliza la forma verbal ἐπεσκέψατο cuyo infinitivo ἐπισκέπτομαι comparte la misma raíz con la palabra ἐπίσκοπος es decir obispo, como ya fue dicho respecto al Benedictus de Zacarías en el texto de Lc 1,68. En este sentido despliega y amplifica Lc 7,16 la aclamación de Lc 1,68.

 

2) Las expresiones del Prólogo de Jn sobre la encarnación del Verbo adquieren una nueva resonancia en el coloquio de Jesús con Nicodemo según Jn 3,17 con la frase »Dios no mandó a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvado por él«. Después de la resurrección envía Jesús a los once a la misión para el cumplimiento del designio salvífico del Padre: »¡Paz a ustedes! Como el Padre me ha enviado, así les envío yo también« (Jn 20,21). De esta manera adquiere la misión de los antiguos profetas una perspectiva universal originada en el corazón del Padre, confiada al Hijo y continuada en el envío de los apóstoles.

 

3) En Hch 15,14 Santiago toma la palabra después de Bernabé y de Pablo en pleno Concilio de Jerusalén y utiliza la forma verbal ἐπεσκέψατο en su discurso, mientras dice: »Dios ha visitado a los paganos, para constituirse en medio de ellos un pueblo consagrado a su nombre«. Así ha adquirido dimensiones universales la visita iniciada en Mambré con los tres misteriosos viandantes que hablaron con Abraham en Gn 18,1-15.

 

4) El mismo verbo aparece en Hch 15,36 en el cual Pablo dice a Bernabé ahora con la conjugación ἐπισκεψώμεθα: »Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades, en las que habíamos anunciado la Palabra del Señor, para ver cómo están«. Según algunos exegetas en este caso asume el verbo ἐπισκέπτομαι la connotación fuerte de „inspecionar”, „supervisar”, „vigilar” remitida a Nm 13,33; Sal 27,4; Zac 11,16; 2 Mac 11,36 y Hch 6,3. Más allá de la denotación coloquial de Lc 1,68.78; Lc 7,16, Hch 7,23 y Hch 15,14 ahora connota el verbo ἐπισκέπτομαι en Hch 15,36 en el sentido más estricto algo pastoral, pues Pablo y Bernabé van a visitar a sus hermanos en el sentido de ἐπισκεψώμεθα es decir »para ver, cómo se conducen« no sólo »para ver, cómo están«.

 

A partir de esta traducción alternativa es puesto de relieve el otro aspecto de la visita de Dios ya anunciado por los profetas, a saber el aspecto judicial. Los profetas se referían a la visita de Dios como día del juicio. Por ejemplo Am 3,2 »[...] les tomaré cuentas de todos sus pecados«; Os 813 y 9,9 »Tiene presentes sus culpas y castigará sus pecados«; y finalmente Jer 29,32 »Yo castigaré a Samayas [...] y a su descendencia«. De cara a esta connotación debe uno recordar, que el significado de una „visita punitiva” en el NT nunca aparace sin el anverso salvífico, porque su reverso judicial es única y exclusivamente la cara oscura de la Luna. En la segunda parte de este blog proyecta su sombra el reverso judicial de la noción bíblica de „visita” sobre la praxis pastoral de la Diócesis de Zamora y seduce al pastor como una tentación disimulada.

 

5) Según Hch 9,32 »mientras Pedro visitaba todas aquellas regiones, se acordó también de los fieles que vivían en Lida«. Quizá visitaba Pedro pastoralmente a todas las comunidades. Tal vez incluso para instituir en efecto diáconos como sucesores de los apóstoles con el título de ἐπίσκοποι más bien „visitadores” en el sentido salvífico neotestamentario que „supervisores” y „vigilantes” en el sentido punitivo judicial, pero esta última afirmación es tan sólo una hipótesis y nada más.1  

 

1.6 Recibirlo... como hijos de Dios: Jn 1,12

 

La posibilidad del rechazo implícita en la libertad humana exige una consideración realista del riesgo asumido por Dios. Según los expertos tiene esta posibilidad en Pablo y Juan un sentido más bien dinámico que estático o mejor dicho un sentido completamente dramático. La comunidad juánica ha enfatizado aún más que otras la interpretación dramática de la encarnación del Verbo. Desde el Prólogo de Jn aparece el drama dinámico entre rechazo y recepción: »Vino a su casa, pero los suyos no lo recibieron. Pero a los que lo recibieron, los hizo capaces de llegar a ser hijos de Dios« (Jn 1,11-12).

 

En razón del drama de la libertad parece la humanidad a veces adversa contra Dios. A ello le llaman Pablo y Juan „mundo”. En el relato de la caída pretende el ser humano „ser como Dios”, es decir endiosarse dentro de un proceso autoidolátrico de rebelión contra el Hijo heredero en el sentido narrado en Mc 12,6-8. Este proceso dinámico se despliega a largo de la historia dramática de cada generación y en cada ser humano.

 

La recepción al visitador es un evento de gracia, si y sólo si hay un encuentro recíproco, es decir si acaece en la convergencia bilateral con la disposición de mutua escucha entre el pastor bueno, quien visita a sus ovejas, y éstas, quienes se dejan encontrar por el Crucificado ahora Resucitado, por el Cordero degollado que ahora está de pie. Además este mutuo encuentro no se deja reducir a una complacencia servil de autoglorificación. Si la visita pastoral quiere cosechar frutos, exige tanto al pastor como a su grey una conversión mutua. En virtud del aspecto salvífico de la visita pastoral llegan a ser las comunidades cristianas en el proceso de conversión confirmadas por los apóstoles en la fe, esperanza y caridad.

 

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1      Cfr. BELLIA, Giuseppe, Reflessioni bibliche sulla visita pastorale (ISSUU, Catania 2011), p. 75.

 

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