top of page

2.4 Declaración de los Obispos de la COMECE

UNA COMUNIDAD EUROPEA

DE SOLIDARIDAD Y RESPONSABILIDAD

Lunes, 06 de febrero de 2012

TEXTO DE LA DECLARACIÓN

 

4. Política social

 

13) Actualmente la Unión Europea tiene solamente una competencia limitada en materia de política social, dado que la responsabilidad principal en este ámbito compete a los Estados miembros. Sin embargo, nos hemos dado cuenta de que dentro de la comunidad de solidaridad y responsabilidad de la unión económica y monetaria, las cuestiones de la política social, fiscal y presupuestaria van ganando en importancia, así como que resulta necesario y deseable volver a asignar las responsabilidades entre la Unión Europea y los Estados miembros. Esta es la razón principal por la que nos gustaría hacer algunas reflexiones generales respecto a este asunto que son de especial importancia para los más pobres y vulnerables de nuestra sociedad. Desde sus inicios, la Unión Europea se ha considerado a sí misma no sólo como una zona de libre comercio, sino más bien como una comunidad política y de valores. Uno de los principales valores de la cultura europea es el de la justicia social.

 

14) El mercado solamente puede responder a las exigencias materiales que pueden ser objeto de resultados y compensación, lo que conlleva que no tiene en cuenta las necesidades de aquellos que, por motivos de edad, enfermedad o desempleo, no se pueden permitir participar (plenamente) en las actividades del mercado. Por lo tanto, es importante que en la economía social de mercado europea se pongan en marcha las prestaciones sociales para cubrir este vacío con el fin de garantizar un estándar de vida digno a todos los ciudadanos. Esto debería dejar de ser una preocupación exclusiva de cada Estado miembro para convertirse en una preocupación de la Unión Europea.

 

15) En los últimos años muchos países europeos han introducido una serie de reformas en el ámbito de la política social, algunas de las cuales han sido recibidas con una enorme preocupación por parte de los ciudadanos. Los motivos aducidos para justificar estas reformas fueron la evolución demográfica y los desafíos de la globalización, factores que llevaron a los países a competir entre sí. Estos ajustes, inevitables en determinados casos, deben no obstante ajustarse al principio de justicia social y no afectar a la estructura de las prestaciones sociales. En interés de los beneficiarios de las prestaciones sociales y el bien común, la política social de la Unión Europea debe seguir ajustándose a los principios de subsidiariedad y solidaridad. A medida que se amplían las diferencias de igualdad en la sociedad, se hace necesario establecer una redistribución para lograr un mayor equilibrio entre pobres y ricos, enfermos y sanos, jóvenes y ancianos.

 

16) Si nos centramos concretamente en el desempleo masivo, la política social de la UE y de sus Estados no debería reducirse simplemente a ofrecer a los afectados ayuda económica para salir adelante. El paro va mucho más allá de la ausencia de ingresos: también trae consigo una amplia sensación de exclusión del mundo que te rodea. Por ello, las prestaciones sociales deberían perseguir el objetivo de permitir a las personas participar activamente en la vida social, especialmente por medio de la reintegración en el empleo activo. Por su parte, las personas que perciban algún tipo de ayuda deben esforzarse al máximo por realizar contribuciones a la sociedad. La política de empleo de la Unión Europea debería regirse por este principio [...].

 

17) Asimismo, en muchos países europeos el número de personas activas podría incrementarse probablemente si se redujeran las contribuciones y los impuestos que se aplican al trabajo[...].

 

18) Existe una relación muy estrecha entre la política social, familiar y educativa. Las causas y consecuencias de las decisiones en estos ámbitos de la política se influyen entre sí y son mutuamente dependientes. En el pasado, la adopción de una política social demasiado centrada en la ayuda financiera solía ocultar el hecho de que la promoción de las familias y la inversión en educación constituyen la mejor manera de prevenir la pobreza y la exclusión social. Por ello, acogemos positivamente el hecho de que los países europeos estén prestando cada vez una mayor atención a las políticas familiares y educativas. Las familias en particular, además de su labor en la crianza y el cuidado de los hijos, también prestan un gran servicio al bien común. [...]La política educativa, a nivel de la responsabilidad de los Estados miembros, debe valorarse respecto al objetivo de reducir la tasa de abandono escolar en la UE por debajo del 10% para 2020. Además, las familias, escuelas, universidades y las instituciones de formación profesional y formación continua, junto con la Iglesia y las comunidades religiosas, deben tratar de despertar la conciencia moral y la virtud personal.

 

19) En las décadas venideras, Europa dependerá de los trabajadores de otras partes del mundo para garantizar que basta con el nivel de rendimiento económico para cubrir la financiación de las prestaciones de la seguridad social. Los países de origen y los de acogida deberían colaborar para gestionar de manera ordenada los flujos migratorios, con la intención de reducir al mínimo el sufrimiento y las penurias de los nuevos desplazamientos, además de las inevitables cargas aplicadas a los que los aceptan. [...]La migración también afecta a la familia, las estructuras sociales y económicas de los países de origen. Todos deberemos respetar en todo momento el valor de los seres humanos que vengan a Europa procedentes de otros países. Asimismo, deberán respetarse sus derechos fundamentales.

 

20) En la economía social de mercado la responsabilidad social no se limita estrictamente a la política social, sino que también se aplica, por ejemplo, al ámbito del derecho contractual, donde la desigualdad de información y poder entre las partes del contrato puede provocar inconvenientes e injusticia. [...]En relación con las propuestas de una ley contractual adicional para toda Europa, que podría aplicarse voluntariamente en las leyes nacionales existentes, deberá prestarse especial atención a proteger eficazmente a la parte contractual más débil, como, por ejemplo, en el caso de las ventas por Internet.

 

5. Desarrollo sostenible de la economía social de mercado

 

21) En la secc. 3 del art. 3 del Tratado de la Unión Europea, la competitividad y el progreso social de la economía social de mercado europea se mencionan junto a la protección y la mejora de la calidad medioambiental. De este modo, los firmantes europeos del Tratado reconocen que, en la actualidad, además del desarrollo social continuado de la economía social de mercado, también es muy importante su desarrollo ecológico continuado. De hecho, cabe destacar que en los círculos científicos y en los debates públicos se suele emplear con bastante frecuencia el término „economía ecosocial de mercado” en lugar de hablar de „economía social de mercado”. Nosotros, en nuestra calidad de obispos de la COMECE, compartimos la intención que subyace a todo esto. En vista del dramático cambio medioambiental que se está produciendo, sobre todo en lo que respecta al cambio climático y a la escasez de combustibles fósiles y otras materias primas, nuestra responsabilidad por la Creación nos obliga a respetar el

principio económico y ético de la sostenibilidad. Una economía competitiva y preparada para el futuro se basa en la fuerza de los mercados para innovar y elevar la productividad de los recursos. Lo que hace es configurar todos los procesos económicos determinando las condiciones y los incentivos ecológicos con la intención de conservar las bases naturales de nuestra existencia. De no ser por la integración sistemática de los factores ecológicos, a largo plazo no se podrían conseguir ni la competencia económica ni la justicia social.

 

22) Los desafíos ecológicos actuales nos exigen, por encima y más allá de la protección de nuestros recursos socioeconómicos, buscar las posibles maneras de redefinir la relación entre los seres humanos y la naturaleza desde un punto de vista ético y antropológico, de manera que transformemos nuestra concepción del término desarrollo. La protección del medio ambiente debe pasar de ser una limitación a convertirse en un objetivo para el desarrollo de nuestras sociedades a través del reconocimiento de la calidad medioambiental como un componente esencial del modelo de prosperidad. El Papa Benedicto XVI dice en su encíclica Caritas in veritate que »su uso [el del entono natural] representa para nosotros una responsabilidad para con los pobres, las generaciones futuras y toda lahumanidad« [núm 48]. [...]No es sólo una cuestión de desarrollar una tecnología más eficiente y económica, sino que también se trata de reducir considerablemente nuestro consumo, de moderarlo[...].

 

23) Como la calidad medioambiental se considera un bien público, cuyos daños nos afectan a todos nosotros y cuya utilidad no se puede individualizar fácilmente, resulta difícil asignar los beneficios de las inversiones para mejorar la calidad medioambiental. Como consecuencia, la sostenibilidad precisa de una garantía institucional específica, no solo a nivel europeo, sino a nivel mundial. Solicitamos a las instituciones de la Unión Europea y a los gobiernos nacionales que hagan todo lo posible por implicarse con sus socios internacionales en este asunto. Sin embargo, en este contexto también son necesarias las iniciativas de la sociedad civil. Su importancia en el diálogo internacional y la cooperación al desarrollo tienen cada vez una mayor importancia. En su encíclica Caritas in veritate el Papa Benedicto declaró que estas iniciativas eran esenciales para el objetivo de civilizar la economía mundial [nn. 38 ss.][...].

 

Conclusión

 

24) La Unión Europea se ha puesto como objetivo la creación de una economía social de mercado. Lo que pretendemos con la presente declaración es contribuir al debate surgido respecto a los principios en los que debería basarse este objetivo. La economía social de mercado ya ha demostrado su valía en muchos de los Estados miembros de la UE. En la actualidad, la economía social de mercado debe extenderse por Europa para afrontar el desafío de la competencia global, para poder seguir ofreciendo una protección social efectiva a los más necesitados de nuestra comunidad, así como para mostrarse sostenible en el cumplimiento de los requisitos de protección medioambiental y climática. Para poder materializar la economía social de mercado en la Unión Europea, necesitamos una comunidad de solidaridad y responsabilidad. A través de la solidaridad y la responsabilidad, los europeos conseguiremos superar la grave crisis actual y seguir juntos el camino común emprendido para, finalmente, mostrar la paz y la justicia a todas las personas del mundo.

 

25) La crisis de los mercados financieros y de la economía ha demostrado claramente que los principales desafíos y peligros económicos relacionados con la integración general de las economías nacionales hoy en día deben resolverse a escala internacional. La Unión Europea, entendida como una comunidad de Estados prósperos muy industrializados, tiene la responsabilidad moral específica de garantizar a largo plazo el desarrollo de »una verdadera autoridad política mundial« [CV 67] con estructuras e instituciones supranacionales. Esta autoridad »deberá estar regulada por el derecho, atenerse de manera concreta a los principios de subsidiaridad y de solidaridad« [CV 67], algo que a nosotros nos parece fundamental. Además de al ingenio económico, habrá que prestar la debida atención a los principios de justicia y responsabilidad ecológica. Los Estados económicamente más desarrollados deben ir más allá de las ganancias económicas inmediatas e individuales, optando en su lugar por adoptar un papel activo en el orden económico mundial que garantice una competencia libre y justa, y que abra la posibilidad del desarrollo a las economías nacionales más débiles. Incluso aunque la ayuda al desarrollo, utilizada con sensatez, para las comunidades pobres sea a tal efecto ventajosa para todos, la solidaridad significa mucho más que la búsqueda exclusiva de los intereses de uno. Por lo tanto, nos gustaría aprovechar esta oportunidad para hacer una vez más un llamamiento urgente a los gobiernos de todos los países de la UE para que cumplan sus promesas y aumenten su ayuda al desarrollo hasta el 0,7% de su PIB para 2015 y hagan un buen uso de ésta. Muy a nuestro pesar, la UE no ha conseguido alcanzar su objetivo provisional del 0,56% del PIB para 2010. Para poder cumplir la promesa que hizo públicamente a los países más pobres, especialmente a África, Europa deberá hacer un esfuerzo adicional por un valor estimado de 50.000 millones de euros.

 

26) Desde el principio, el proyecto de integración europea no ha sido puramente económico, sino también político y moral: debe estar al servicio de la justicia y la paz en Europa y el mundo entero. La materialización de una economía social de mercado en Europa como una comunidad de solidaridad y responsabilidad forma parte de este intento por alcanzar la paz mundial y la justicia global. La cultura actual de la culpa debería ser reemplazada por una nueva cultura de corresponsabilidad. Los cristianos estamos llamados a fomentar y desarrollar esta cultura de la corresponsabilidad. En nuestra calidad de obispos de la COMECE, informamos de que respaldamos este proyecto y reconocemos en él una importante contribución a la creación de una cultura que »impulsa la globalización hacia metas de humanización solidaria« [CV 42].

 

Como Iglesia católica adquirimos un compromiso con cualquier esfuerzo que se haga en este sentido, inspirados por las palabras del Santo Padre Juan Pablo II en la Carta Encíclica Centesimus Annus: »A quienes hoy día buscan una nueva y auténtica teoría y praxis de liberación, la Iglesia ofrece no sólo la doctrina social y, en general, sus enseñanzas sobre la persona redimida por Cristo, sino también su compromiso concreto de ayuda para combatir la marginación y el sufrimiento« [CA 26].

 

bottom of page