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Tercera escena

La ruta de la espada hacia la gruta de la envidia

 

 

(El telón permanece cerrado. Alberich arriba por la derecha al estrado frontal y se detiene en el centro. Se ha adelantado un poco sin que Siegfried sospeche acerca de sus verdaderas intenciones. Dentro de un morral lleva un frasco sellado).

 

Alberich: (Al principio meditabundo. Después, sus ojos se iluminan por el hallazgo:)

¡¡Por supuesto!!... ¡Eso es! ¡Genial! ¿Por qué no se me había ocurrido antes?... Cuando Siegfried le arrebate el anillo a Fafner, la lucha le dejará exhausto... Entonces,... le daré este soporífero para calmar su sed y... cuando duerma profundamente... le sisaré el anillo, y lo asesinaré con su misma espada. Así, volveré a ser más poderoso que el dios supremo.

(Carcajadas maniáticas).

¡Todos se inclinarán ante mí!

 

Siegfried: (Le grita desde lejos:)

¡Alberich!... ¿Ya casi llegamos?

 

Alberich: (Gritando:)

¡Sí! ¡Ven acá!

(Baja el volumen de la voz:)

Siegfried,... mi niño querido. Después de esto no te volveré a necesitar. Te aborrezco, tanto como a Wotan. Te he criado durante todos estos años con este solo interés: que reconquistaras el anillo para mí. ¡Ah!... Si supieras que yo mismo dejé morir a tu madre mientras te daba a luz, y que te rapté intencionalmente para que ella muriera de aflicción.

 

Siegfried: (Arriba al estrado por la derecha con la espada envainada y ceñida a la cintura. Viene un poco agitado).

¿Por qué te me escondes? Bien sabes que esta ruta es desconocida para mí.

 

Alberich: (Buscando un pretexto:)

¿Acaso querías verme defecar?

 

Siegfried: (Con aversión:)

¡Si tu apestas, imagínate cómo serán tus heces!

(Lo ridiculiza).

 

Alberich: (Molesto:)

¡Ya!... ¡Basta!... Prepara tu espada. La gruta de la envidia está cerca.

 

Siegfried: (Desenfunda la espada y la esgrime con valentía.)

¡Oh, Siegmund, Padre mío! Tu espada ha sido nuevamente forjada. Wotan la resquebrajó con su jabalina, te traicionó y te entregó a la muerte. Yo honraré tu célebre memoria vengando esa solemne traición.

(Eleva la espada con sus dos manos y proclama en contacto visual con ella:)

¡Nada volverá a destrozarte! Siegfried, el hijo de Siegmund te resucitó. Tu filo esplendente fulgirá victorioso eternamente.

(A Alberich:)

¡Enano, prueba su filo!

(Cerca de Alberich, Siegfried lanza un duro y sorpresivo golpe con la espada contra un tronco macizo, y lo parte espectacularmente sin ninguna dificultad).

 

Alberich: (El enano corre espantado, y la pavura le obliga a aullar:)

¡Auh!... ¡Auh!

 

 

[Música de «The Show Must Go On» por Queen]

 

Siegfried: No desprecies, enano timador,

las mil especies, que sientes de temor.

Con valor, no es difícil convertirse en vencedor.

 

Alberich: Dale un giro al destino crucial:

rompe el resorte y su potencial.

 

Siegfried: Voz marcial, tiene quien en la prueba vence sin pavor.

                                                                       Coro

Siegfried: Devastación                                    Altos: Devastación

sin compasión     ¡hey!                              sin compasión

hay en el duro ataque,                               hay en el duro ataque,

y gloria en la masacre                                y gloria en la masacre

al conquistar la ovación.                           al conquistar la ovación.

 

(Se abre completamente la cortina del escenario con un solo tirón. Aparece Fafner en el centro del escenario como al final de la escena anterior, y dirigiendo la mirada contra Siegfried continúa el canto:)

 

Fafner: Antes que escapes, te amputaré los pies

 

Siegfried: Y si me hartas, te partiré en seis.

 

Fafner: ¡Socarrón! A fin de cuentas serás un débil perdedor.

 

(Siegfried esgrime la espada en lo alto y le mira:)

 

Siegfried: Pude forjarle,

                                                                       Coro: ¡Torpe duende!

Alberich: Mientras yo fui burlado.

 

Siegfried: Quiero blandirle

                                                      Coro: ¡Muere, Fafner! ¡Muere!

contra un condenado.

 

Fafner: Los celos que me embriaguen

rasgando la ilusión por la que tanto sufrí.

 

Fafner y                                                        Coro

Siegfried: Condenación                                  Altos: Condenación

por ambición  ¡hey! ¡hey! ¡hey!                por ambición

contra el que me derroque                        contra el que me derroque

la muerte que le ahorque                           la muerte que le ahorque

hasta sellar su perdición                            hasta sellar su perdición

 

Siegfried: Mi sola espada con su giro inercial

bastará para vencer tu fuerza torrencial,

haraga-a-án sin bien.                                ¡Haraga-a-án sin bien!

                                                                       Coro

Fafner: ¡Derogación                                       Altos: ¡Derogación! ¡Soy yo, soy yo!...

y abjuración!                                                           ¡Y abjuración! ¡Soy yo, soy yo!

                                                                                  ¡Soy yo!

 

Siegfried: Tu imbécil vida ruin,                                Tu imbécil vida ruin,

oh Fafner, llega al fin                                oh Fafner, llega al fin

con aversión.                                             con tu ambición.

 

Fafner: No soy gentil con el hostil,

y pagarás tu vil intromisión...

por necio.                                                    ¡Por necio!

                                                                                  ¡Por necio!

 

Siegfried: ¡So-o-oy

tu perdición!                                    Altos: ¡Tu perdición

                                                                  soy yo! ¡Soy yo, soy yo!

                                                                  ¡Soy yo, soy yo, soy yo, soy yo!...

 

 

(En la parte final del canto, Fafner y Siegfried clavan coléricamente su mirada el uno en el otro, declarándose mutuamente la guerra. En el interior, permanece la escenografía de la gruta de la envidia).

 

Alberich: ¡Ataca Siegfried! ¡Muéstrale tu valentía!

(Y le enseña el frasco que contiene el soporífero:)

Y... después del combate, quedarás reconfortado con esta bebida refrescante.

 

Siegfried: ¡Quédate aquí, enano grotesco y jorobado!

(Con una sola zancada sube al escenario desde el estrado.)

(A Fafner:)

¡Veamos si eres capaz de enseñarme a temer!

 

Fafner: ¡Mozalbete arrogante!... ¡Acércate fanfarrón!

(Ruge salvajemente para amedrentarlo).

 

Siegfried: ¡Te enseñaré a mantener ese fétido hocico bien cerrado!

 

Fafner: Utilizo mis fauces para devorar al enemigo, no sólo para conversar con él con un fresco aliento como lo haces tú.

 

Siegfried: Voy a hacer que revientes, ¡miserable!

 

Fafner: ¡Te romperé el esqueleto, tan frágil con el de una niña mimada!

 

Siegfried: ¡Hmja! ¡Eso lo veremos!

 

(Siegfried deja de la espada en el piso, se abalanza contra Fafner y combaten cuerpo a cuerpo forcejeando alternativamente. Después Fafner hace palanca con una de sus piernas y dobla el cuerpo de Siegfried hasta derribarlo. Al caer desplomado, Fafner se monta sobre él apretando el cuello de Siegfried para asfixiarlo. Cuando parece que Fafner está a punto de ganar, Siegfried maximiza su energía y empuja a Fafner violentamente de nuca al otro extremo e intenta estrangularlo mientras Fafner parece haberse desmayado por el golpe. Sin embargo, Fafner se recupera y echa a Siegfried hacia atrás. Ambos se levantan y giran frente a frente con los puños apretados a la altura del codo. Aprovechan alternamente la circunvalación para buscar el flanco más vulnerable. Después, cuando se aproxima a la espada, Siegfried la desenvaina intempestivamente y la esgrime contra Fafner).

 

Siegfried: ¡Morirás,... bestia infernal!

 

Fafner: ¡Jamás me arrebatarás el anillo!

 

Alberich: (Que desde el estrado ha contemplado la escena con alevosía esperando el momento oportuno:)

¡Ahora, Siegfried!

 

Siegfried: (A Alberich:)

¡Cállate, baboso!

 

 

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