
Neurofilosofía 15/18
3. DESPLATONIZAR LOS CONCEPTOS
Con ayuda de la Neurofilosofía hay que emprender en los siguientes incisos la tarea de la desplatonización de Aristóteles, cuyos conceptos muchos discípulos han interpretado platónicamente a causa del olvido del interés empírico de Aristóteles por las ciencias naturales. De ello son ejemplo algunas obras del Estagirita: Física, Meteorología, Tratado del cielo, Historia de los animales, Las partes de los animales, El movimiento de los animales, Generación de los animales, De la juventud y la vejez, De la vida y la muerte y De la respiración entre otros.
Desde este enfoque surge un nuevo diálogo de la Filosofía de inspiración cristiana con la Neurofilosofía actual, para desplatonizar aquellos conceptos, cuyo contenido puramente metafísico carece de bases empíricas. Contra ellos es válida la crítica kantiana, según la cual „conceptos sin contenido empírico están vacíos y experiencias sin conceptos son ciegas“.1 A continuación se dejan desplatonizar tanto el concepto aristotélico del alma como los conceptos antropológicos de la conciencia, la identidad de la persona, la libertad y acción, los que han llegado a ser muy valiosos para la Filosofía de inspiración cristiana.
3.1 El alma como principio fundamental de vida
Quien considera el alma como simple dimensión de interioridad del ser humano, platoniza. Quien afirma «yo no tengo alma, sino soy alma», platoniza. Dichas expresiones idealizadas utilizan el disfraz de la interioridad augustiniana, para seducir a aquellas antropologías filosóficas y teológicas, que buscan cándidamente contra el desencanto de las explicaciones empíricas un consuelo afín a su platonismo espiritualoide disimulado. En contraposición a éste Aristóteles escribe: „ψυχή ἔστι... ἀρχή τῶν ζῴων“.2 Es decir, traducido en buen castellano: «el alma es principio fundamental de vida» o bien literalmente: «el alma es principio fundamental de los seres vivos». El término «ζῴων» de dicha expresión se refiere a todo ser «viviente», ya que Aristóteles distingue tres disposiciones o bien tres capacidades fundamentales del alma, a saber, la nutrición del anima vegetativa, la sensibilidad del anima sensitiva y la razón del anima intellectiva.
En sentido estricto interpreta Aristóteles conceptualmente el alma como principio explicativo del cambio autónomo y de la acción espontánea de cada ser vivo, no únicamente del ser humano. Dicho principio de acción y cambio es en efecto biológico y comprensible a la luz de las ciencias naturales, pero no es fisicalista al estilo presocrático ni algo espiritualoide separable del cuerpo al estilo del dualismo platónico.
En este contexto adquiere la noción de Tomás de Aquino acerca del alma en cuanto «forma substantialis subsistens corporis»3 su significado más preciso, a saber, el alma es el coprincipio formal que subsiste en unión substancial con el cuerpo. Por tanto es el alma tanto coprincipio explicativo de la vida del cuerpo de cada ser vivo como también coprincipio explicativo de la acción y actividad espontáneas y del cambio autónomo o del automovimiento de todo viviente.
Muchos cometen el error de convertir este coprincipio en un ente espiritualoide, el que para el caso lo mismo da, identificarlo tanto con una dimensión de interioridad exclusiva del ser humano como también con un ente volátil que se escapa del cuerpo durante la muerte. Por su parte especifica Aristóteles el modo de existencia propio del alma, el cual ni es la realización actual de una ejecución fáctica ni el ejercicio de una habilidad, la que de hecho esté en acción permanente, sino la realización disposicional de una capacidad no permanentemente en ejercicio actual.4 Por ejemplo existe el alma en cuanto principio fundamental de vida a modo de una disposición en cada ser vivo en estado de coma o en proceso de gestación, porque el modo de existencia propio del alma no es la realización actual de las habilidades de cada viviente.
Algunos neurofilósofos caen en la tentación de reducir el alma humana a la mente e identifican ésta con la conciencia o simplemente con el cerebro. Otros buscan la relación de la «consciencia» con el alma humana. Por ejemplo escribe Francis Crick en su obra La búsqueda científica del alma: una revolucionaria hipótesis para el siglo XXI lo siguiente: „El mensaje del libro es que es el momento de pensar científicamente sobre la consciencia (y su relación, si la tiene, con la hipotética alma inmortal)“.5 Por ello se dejan analizar los conceptos de conciencia, «consciencia» (sic), identidad de la persona, mente y su relación con el cerebro y el alma humana a continuación en el marco de la Neurofilosofía.
____________________________________________________
1 Texto procedente de la Lógica trascendental de Kant: «Gedanken ohne Inhalt sind leer, Anschauungen ohne Begriffe sind blind».
KANT, Immanuel, Kritik der reinen Vernunft (Suhrkamp, Frankfurt 2005), p. 98, B76-77 A52.
2 ARISTÓTELES, De anima 402 a, 6-7.
3 Cfr., AQUINO, Tomás de, Quæstiones disputatæ. De anima q. 1.
4 Cfr., ARISTÓTELES, De anima 4I2a22-23.
5 CRICK, Francis, La búsqueda científica del alma: una revolucionaria hipótesis para el siglo XXI (Debate, Barcelona 20035) p. XII.
