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​​​​LA ESCLAVITUD DEL ESPEJO 2/2​

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​​La belleza es hoy en día un instrumento al servicio de la difusión masiva de las ideologías del mercado. La belleza prohibida ha sido sustituida por la belleza mercancía, es decir, por una belleza funcionalista al servicio de las marcas y de las ganancias de los negocios e industrias de lo efímero.

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En este contexto seduce la esclavitud del espejo a hombres y mujeres con la imagen femenina de la good-bad-girl, la baby-doll encantadora, delgada, desvergonzada y simpática, quien abandera el slogan: „las chicas buenas van al cielo y las malas a donde quieras“. Éstas últimas quieren tener las mismas libertades que los chicos y hacerlo todo mejor que ellos.​

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No obstante, las exigencias estéticas son asimétricas para hombres y mujeres. Las críticas estéticas dirigidas a los hombres no sobrepasan por lo general ciertos detalles muy notorios de su persona, por ejemplo, el estómago obeso, la calvicie y las arrugas. En cambio, las críticas a las mujeres recaen sobre la menor zona o mínima imperfección de su rostro y cuerpo. Por ello las normas de antipeso y antienvejecimiento son todavía realmente injustas en el paradigma de la estética femenina.

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