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2. PROPUGNADORES DE LA ATEO-LOGÍA

mal llamada „NUEVO ATEÍSMO”

2.10 Michel Onfray (1959- ): El acólito tras el hedonismo ético de Epicuro

Michel Onfray nació el 01 de enero de 1959 en Argentan, Normandía, Francia. Es un filósofo francés, escritor de libros sobre el hedonismo ético y fundador de la Université Populaire de Caen. Figura desde hace algunos años entre los más conocidos y más populares filósofos en su patria. En contraste con los otros ateó-logos procede de una clase social marginada. Es hijo de un bracero de Normandía. Durante los primeros años de su vida estuvo bajo la tutela de su madre desquiciada y severamente traumatizada desde su propia infancia, con quien mantuvo una relación más que penosa.1 Debido a ello debió Michel ingresar por medidas preventivas de seguridad apenas a la edad de 10 años a un internado de la Orden de Salesianos, fundada originariamente para atender a huérfanos.

 

Sus experiencias negativas de ese tiempo están descritas detalladamente en el prólogo de su obra La potencia de existir, obra posterior a su Tratado de ateo-logía. Ahí caracteriza Michel entre otras cosas ese internado como »cárcel sin rejas«,2 describe la postura refractaria de dicha Orden contra las »habilidades intelectuales«3 así como sus métodos de educación ceñidos en parte a la tortura, cuyos procedimientos violentos »rememoran las escenas de un campo de concetración«.4 Tampoco omite la pedofilia manifiesta de uno que otro padre salesiano,5 ni tampoco los maltrados físicos.6

 

Un influjo decisivo de estas vivencias en su postura filosófica respecto a cuestiones religiosas pone Onfray interesantemente en tela de juicio, más bien las asume como confirmación de su opinión ya formada previamente: »Los padres salesianos no me convirtieron en un incrédulo. Yo nací como un incrédulo. Simplemente encontré en el espectáculo ofrecido por ellos el material, para fortalecer mi veredicto sobre su zosobra existencial. Conmiseración del niño con los adultos inacabados«.7

 

Cuatro años pasó él en esa institución, otros tres en ulteriores internados, antes de que, como él mismo lo narra, »emprendiera el vuelo«.8 Notablemente prosigue el estudio de la Filosofía y lo concluye con el doctorado. De 1983 a 2002 enseña Onfray Filosofía en una secundaria. En 1989 comienza con las publicaciones de libros filosóficos, con ayuda de los cuales Onfray alcanzó tanta popularidad y bienestar en el transcurso de los años 90's, que él se pudo permitir en el 2002 finalmente, volver la espalda a la enseñanza pública y fundar una Universidad popular en Caen, es decir sin exámenes ni titulación, para impartir ahí lecciones académicas.

 

Onfray mismo se designa como „nietzscheano de izquierda“; también políticamente es su postura ampliamente orientada a la izquerda. Su filosofía está marcadamente impregnada de hedonismo y materialismo, de modo que parece estar de antemano definitivamente predestinado como crítico de la religión. Asimismo sorprende apenas a la luz de su vida, que su estilo se deslinde llanamente del estilo de Dawkins. Un contraste más grande entre el modo de argumentación deductivo del científico natural británico Dawkins y la polémica verbal violenta y a veces incluso poética del filósofo francés Onfray, cuya retórica rememora un poco la pasión de Karl Marx, puede uno en todo caso apenas imaginar.          

 

2.10.1 Obra

 

A) Monografías:​

 

  • 1989: Le ventre des philosophes. Critique de la raison diététique

               El vientre de los filósofos. Crítca de la razón dietética

  • 1990: Cynismes. Portrait du philosophe en chien

               Cinismos. Retrato del filósofo llamado 'perro'

  • 1991: L’art de jouir. Pour un matérialisme hédoniste

              El arte de gozar. Para un materialismo hedonista

  • 1995: La raison gourmande. Philosophie du goût

               La razón golosa. Filosofía del gusto

  • 1997: Politique du rebelle. Traité de résistance et d’insoumission

                Política del rebelde. Tratado de resistencia y de insumisión

  • 2000: Théorie du corps amoureux. Pour une érotique solaire

                Teoría del cuerpo amoroso. Para una erótica solar

  • 2001: Antimanuel de philosophie. Leçons socratiques et alternatives

                Antimanual de filosofía. Lecciones socráticas y alternativas

  • 2002: L’invention du plaisir. Fragments cyrénaïques

                La invención del placer. Fragmentos cyrenaicos

  • 2003: Féeries anatomiques

                Encantos anatómicos

  • 2004: La philosophie féroce

                La filosofía feroz

  • 2004: La communauté philosophique. Manifest pour l’Université populaire

                La comunidad filosófica. Manifiesto por la Universidad Popular

  • 2005: Traité d’athéologie. Physique de la métaphysique

                Tratado de ateo-logía. Física de la metafísica

  • 2006: La sagesse tragique. Du bon usage de Nietzsche

                La sabiduría trágica. Sobre el buen uso de Nietzsche

  • 2006: La puissance d’exister. Manifeste hédoniste

                La potencia de existir. Manifiesto hedonista

  • 2008: Le souci des plaisirs. Construction d’une érotique solaire

                La preocupación de los placeres. Construcción de una erótica solar

  • 2010: Le Crépuscule d’une idole. L’Affabulation freudienne

                El crepúsculo de un ídolo. La fantasía freudiana

  • 2012: L’ordre libertaire. La vie philosophique d’Albert Camus

                El imperativo libertario. La vida filosófica de Albert Camus

  • 2012: Le Postanarchisme expliqué à ma grand-mère

                El postanarquismo explicado a mi abuela

  • 2013: Un requiem athée

                Un requiem ateo

  • 2014: La passion de la méchanceté. Sur un prétendu divin marquis.

               La pasión de la maldad. Sobre un supuesto marqués divino

  • 2015: Cosmos. Vers une sagesse sans morale

               Cosmos. Hacia una sabiduría sin moral

 

B) Obras colectivas:

 

  • Journal hédoniste

       Diario hedonista (5 vol.: 1996, 1998, 2001, 2007, 2013)

  • Contre-histoire de la philosophie

      Contra-historia de la filosofía (9 vol.)

               2006/v. I: Las sabidurías antiguas

               2006/v. II: El cristianismo hedonista

               2007/v. III: Los libertintos barrocos

               2007/v. IV: Los extremistas de la Ilustración

               2008/v. V: El eudemonismo social

               2009/v. VI: Las radicalidades existenciales

               2011/v. VII: La construcción del superhumano

               2013/v. VIII: Los freudianos heréticos

               2013/v. IX: Las conciencias refractarias

2.10.2 Pensamiento

 

1) Concepto de „Dios“. Onfray presta aún más poca atención al concepto de „Dios“ que Michael Schmidt-Salomon y aún más escasa que Richard Dawkins. De hecho aborda este tema tan sólo de modo incidental y su punto de vista se deja reconocer apenas parcialmente entre líneas. Uno tiene la impresión de que Onfray no considera necesario, exponerlo explícitamente. Onfray centra su atención más bien en el Dios de las religiones claramente y se deslinda del »Dios de los filósofos«,9 cuyo origen yace en la razón. Ambas concepciones de Dios se encuentran en conflicto la una con la otra. En cualquier caso tiene poco que ver el primer motor inmóvil aristotélico con el Dios de Abraham. A rajatabla excluye Onfray el concepto filosófico de „Dios“ y decide ignorarlo por completo, para argumentar contra él de modo casi completamente pragmático desde un cotexto puramente social y político. Onfray se interesa exclusivamente por aquel Dios, al que muchos millones de seres humanos día a día dirigen sus oraciones, cuyos mandamientos ellos acatan y a cuyos sacerdotes ellos escuchan.

 

2) Comprensión de la religión y del ateísmo. ¿Cómo comprende Michel Onfray el concepto de „religión“ y de „ateísmo“? Si bien muchos de sus pensamientos se dejan aplicar a otras formas religiosas, aún así renuncia él mismo a ello y restringe su análisis a aquelas religiones mundiales llamadas abrahámicas, a saber judaísmo, cristianismo e Islam. Por ello su concepto de „religión“ es muy restringido incluso por las tres columnas fundamentales de la metafísica kantiana: 1) la existencia de Dios, la inmortalidad del alma y el libre albedrío.10 Aparte de ello no ofrece Onfray una definición clara del concepto de „religión“. No obstante él pone de relieve el siguiente rasgo, que juega un rol esencial: „el obscurantismo – el humus de las religiones – contrasta con la tradición racionalista del mundo occidental [...]“.11 A este contraste corresponde también desde luego la diferenciación entre concepto filosófico y concepto religioso de „Dios“. Según Onfray significa „religión“ en general autoengaño sistemático tanto con un más allá inventado como también con los recursos de fábulas y mitos. El resultado es »la negligencia culpable del único mundo real«.12 y con ello las consecuencias negativas y gravosas para el más acá, las que el ser humano causa por su autoengaño.

 

Contra la frase de Dostoyevski „si Dios no existe... todo esta permitido“ afirma Onfray: »Porque Dios existe, todo está permitido«.13 Un ejemplo de ello es la arrogancia del pueblo judío en base al ensueño de sentirse el supeblo elegido, la frase neotestametaria „no vine a traer paz sino espada“ en Mt 10,34 y la autojustificación islámica para eliminar a los infieles y destuir su cultura. Así la existencia de Dios ha sido utilizada a menudo, para justificar la colonización, las guerras, las crucificciones y atrocidades. Onfray escribe al respecto: »La existencia de Dios conduce en mi opinión ostensiblemente en más casos de la historia mundial a matanzas, masacres, conflictos y guerras en su nombre que a la paz, al amor al prójimo, al perdón y a la tolerancia«.14 »Dios liquida todo, lo que se le opone. Muy en especial a la razón, la inteligencia y el espíritu crítico. [...] Tan sólo con el último ser humano desaparecerá el último Dios, y con él el miedo y el temor, aquella parafernalia para la producción de deidades«.15

 

Onfray considera el concepto de „ateísmo“ como un término negativo y una invención de los creyentes en Dios, para insultar y condenar a quienes han renunciado a Dios. »El prefijo negativo [el alfa privativa en la palabra „ateísmo“] indica una denegación, una carencia, un vacío o postura de oposición. [...] No alude a ningún aspecto positivo, afirmativo, libre e independiente del individuo, quien está en casa más acá de las fábulas y del pensamiento mágico«.16 La historia del auténtico ateísmo es difícil de reconstruir. El ateísmo es tan antiguuo como la fe en Dios mismo y alude incluso a la figura del diablo. »Diablo y Dios configuran como teísmo y ateísmo las dos caras de una y la misma medalla«.17 En su obra La potencia de existir escribe aún más claramente. Ahí habla él de un »auténtico ateísmo, el cual rechaza tanto la Toráh como también el Nuevo Testamento y el Corán, para decidirse en favor de la Ilustración de la razón y en favor de las claras aseveraciones de la filosofía occidental«.18 

 

La pregunta ¿acerca de qué trata el ateísmo, es para Onfray transparente como el cristal: Por un lado rechaza el ateísmo el sometimiento bajo la ley divina y por otro lado reconquista la salud mental,19 restablecida por el retorno a la propia razón y en cuanto al contenido manifestada por la convicción fundamental de que no hay ningún Dios, así como por el abandono de todo lo trascendente. Onfray distingue varios tipos de ateísmo, por ejemplo: clericalismo ateo, ateísmo tranquilo, ateísmo cristiano y ateísmo ateo, cuyas expresiones son un oxímoro en aquel caso penúltimo y un pleonasmo en este último caso. Aún así entiende Onfray el ateísmo no como la meta última, sino como medio para dicha meta, a saber para el desarrollo de nuevos valores y para una ética post-cristiana y abiertamente laicista. Aspira a un »cambio de cosmovisión y al cambio de los fundamentos de la moral y de la política, ya no al estilo nihilista de Nietzsche, sino completamente post-cristianos«.20 Para la fundamentación de la moral y de la política »ya no se trata acerca de Dios«21 sino más bien de una nueva orientación de nuestra sociedad. No hay un retorno hacia la religión sino más bien una ateo-logía, es decir un especie de contramovimiento a la Teología, para analizar la religión desde una perspectiva atea y después de todo desmontarla filosóficamente. La ateo-logía es el presupuesto para una moral post-cristiana en Occidente. La pregunta, si hay un Dios o no, le parece resuelta hace largo tiempo, pues cada palabra de sus obras fue escrita patentemente ya bajo la premisa de que el Dios profesado por las religiones no existe, él es simple y llanamente un »delirio«.22 El hedonismo ético implícito en la cosmovisión materialista de Onfray exige la eliminación de cualquier tipo de concepción de tascendencia. 

 

3) Crítica a la religión. Ésta se despliega en tres pasos: Primero analiza Onfray el monoteísmo, luego el cristianismo y finalmente la teocracia.

 

a) Crítica al monoteísmo. En el caso de las tres grandes religiones monoteístas –islam, judaísmo y cristianismo– se ostenta según Michel Onfray el trato desdichado con la propia mortalidad como especialmente irónica: »Con la advertencia, de que cada uno se debe algún día doblegar a la muerte, conminan las tres religiones monoteístas a los creyentes a renunciar al mundo en el aquí y ahora: ellos exaltan un más allá (ficticio) y se oponen a que uno el más acá (real) disfrute en todas su facetas«.23 Así emerge un impulso hacia la muerte, que se manifiesta más claramente, si éste llega a ser proyectado a los otros. Esto conduce al menosprecio de los seres humanos, a la perversidad e intolerancia así como al racismo, xenofobia, colonialismo, guerra e injusticia social. En el fondo yace el fenómeno de la esquizofrenia del monoteísmo con la ruptura entre más allá y más acá y el dualismo entre alma y cuerpo. Según Onfray ofrecen el monismo y el materialismo una posibilidad, para escapar de este desfase. A consecuencia de ello menosprecian las religiones monoteístas la razón, inteligencia, libertad, los libros –aparte de sus libros sagrados–, el cuerpo, la sexualidad, lamujeres, el herotismo, los antojos y las pulsiones. En cambio atribuyen gran valor a la fe, obediencia, sumisión, anhelo por el más allá, castidad, virginidad, fidelidad monógama, a la esposa y madre, al alma y al espíritu. »Con otras palabras: a la vida penitente y a la nada venerada fervientemente«.24

 

Onfray aduce el ejemplo de la circunsición como debilitamiento sexual del órgano reproductivo entre los judíos. Al respecto escribe: »El rito debilita el placer sexual y simplifica el dominio del lujuria. La circunsición restringe las posibilidades sexuales y obstaculiza el puro placer por el placer mismo. Ella incide en el odio a los impulsos de la carne, en el odio a la libido y a la vida«.25  Algo similar sucede respecto al odio a las mujeres patente en todas las religiones monoteístas. Y agrega Onfray: »El odio a las mujeres parece ser una variante del odio a la inteligencia, una variante del odio a todo lo que las mujeres representan para los hombres: impulso, placer y vida, también curiosidad«.26 La consecuencia de ello es, que los religiones monoteístas aceptan a la mujer sólo en su rol como hija, esposa y madre. Ello significa naturalmente además la restricción de su sexualidad a la sola meta de la procreación. Con la misma estrategia llega a ser condenada la homosexualidad.

 

Los libros sagrados de los tres monoteísmos más numerosos predican el amor al prójimo, pero en forma exclusiva a los afilidados a la propia comunidad de fe. Contienen textos troquelados por contradicciones y discrepancias. La consecuencia de ello es un forma de relativismo, conforme al cual cada uno encuentra, lo que necesita como caudillo o como pacifista, desde Adolf Hitler hasta Martin Luther King. Si bien el quinto mandamiento parece ser absoluto y categórico, vale sólo para la relación con otros elegidos. Según Onfray »Yahvéh protege a su pueblo elegido, pero no tiene contemplaciones con los otros. La Toráh implementa la desigualdad moral, ontológica y metafísica de las razas«.27 Viéndolo bien hay en este reproche contra el judaísmo como artífice del racismo un prejuicio antisemítico de parte Michel Onfray, el que probablemente no puede ser justificado.

 

b) Crítica al cristianismo. El impulso hacia la muerte representa un elemento central en la forma de concepción onfraysiana del monoteísmo. Onfray escribe: »Con el cristianismo comienza el impuso hacia la muerte, para someter el mundo«.28 De hecho adquiere la religión monoteísta con el influjo creciente del cristianismo dentro del imperio romano por primera vez un significado político metaregional. »Marcos escribe su evangelio mi la intención, de convertir a sus lectores. ¿Su público? Gente, la que aún permenecía ajena al mensaje cristiano, a la que hay que fascinar y convencer. El texto está suscrito unilateralmente bajo la rúbrica de la propaganda«29 A los evangelistas no les interesa la realidad, sino la efectividad: convertir a los destinatarios. No son embusteros, ya que ellos mismo están fascinados por una ficción, en la que ellos de hecho creen. Pablo fue el personaje más influjente del cristianismo primitivo, en especial en lo que atañe a la moral sexual cristiana. A él se remiten los prejuicios sobre dicho tema.

 

Según Onfray la frase „una espina clavada en la carne“ significa, que Pablo padecía una perturbación sexual y agrega: »Ya que él no estaba en la situación, de asumir una vida sexual satisfactoria, considera él cualquier forma de sexualidad como nada y vana, y en efecto no sólo para sí mismo, sino también para el resto del mundo«.30 El odio a sí mismo y a su cuerpo se convirtió en última instancia en odio a todo lo corporal y al mundo entero; el resultado: elogios al celibato, a la castidad y abstinencia, la continuación de la misoginia del Génesis así como el odio a la inteligencia y el rechazo de la filosofía.

 

Pablo predica obediencia, pasividad y sometimiento al poder. Así convirtió a la Iglesia en cómplice de los tiranos. De elo sacó provecho el emperador Constantino para acrecentar su poder. Así el imperio romano adquirió todos los rasgos de un estado totalitario y posibilitó la relegación de otras religiones y de otros idearios no cristianos, inclusive la destrucción de reliquias, incendio de bibliotecas así como la clausura de la institución más importante de la filosofía pagana en, es decir de la Academia fundada por Platón. El desenlace de este proceso culmina en una forma de Estado teocrático.

 

c) Crítica a la teocracia. Esta forma de Estado se caracteriza según Onfray ante todo por una división específica de oficios: »El príncipe asume el oficio de respresentante terrenal de Dios, el sacerdote envía al príncipe los bocetos políticos y sociales y el soldado garantiza al sacerdote el potencial necesario de fuerza militar«31 Las intrigas de una religión coagulan en un sistema. que es altamente terrenal y sólo aparentemente espiritual. Exactamente en esto consiste el problema: si una religioón se convierte en un asunto público y político, aumenta su potencial maléfico aún más. Así pueden llegar a ser justificados diversos crímenes en referencia a un texto sagrado. En una teocracia ya no hay distinción entre fe privada y praxis política, con lo cual también la relación del individuo con Dios es posible sólo mediatamente a través la comunidad política. A tal sistema lo caraceteriza Onfray con completa razón como totalitario. En él rige la lógica binaria, según la cual todos somos amigos o enemigos conforme al lema „Quien no está conmigo, está contra mí“ de Mt 12,30. Con ello se dejan instrumentalizar los enemigos naturalmente como chivos expiatorios para todas las metas posibles y dudosas.

 

En conjunto entiende Onfray la teocracia ante todo como antítesis de la democracia, respecto a la cual »la teocracia funciona de manera opuesta: ella surge y vive bajor el signo del inmovilismo, de la muerte y de la irracionalidad. La teocracia es el peor enemigo de la democracia«.32 Por ello se refiere él a la relación entre Iglesia católica y régimen nacionalsocialista con la expresión „bodas de amor“ y agrega: »Este buen convenio entre el cristianismo y el nacionalsocialismo no es un accidente histórico o un desliz lamentable pero sin precedente, sino el resultado de un desarrollo vigente por más de 2000 años«.33 Al final de su crítica a la teocracia habla Onfray sobre el laicismo: »Uno hoy no puede combatir el monoteísmo con las armas de un republicano enemigo de la monarquía«.34 Además es esta forma de laicismo aún demasiado troquelada por los valores cristianos. Onfray exige más bien un laicismo post-cristiano y de hecho ateo, el cual se decide contra la religión y en favor de la Filosofía y así deja tras de sí los valores cristianos, o sea es capaz de llevar a cabo la transmutación de todos los valores en sentido nietzscheano.

 

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1       Cfr. ONFRAY, Michel, La puissance d’exister..., p. 13 ss.

2       Ibid., p. 20.

3       Ibid., p. 22.

4       Ibid., p. 36.

5       Cfr. ibid., p. 38.

6       Cfr. ibid., p. 41.

7       Ibid., p. 53.

8       Ibid., p. 13.

9       Id., Traité d’athéologie..., p.47.

10     Cfr. Ibid., p. 24.

11     Ibid., p. 23.

12     Ibid., p 18.

13     Ibid., p. 69.

14     Ibid., p. 71.

15     Ibid., p. 34.

16     Ibid., p. 37 ss.

17     Ibid., p. 36.

18     Id., La puissance d’exister..., p. 109.

19     Cfr. id., Traité d’athéologie..., p.22.

20     Ibid., p. 91.

21     Ibid., p. 92.

22     Ibid., p. 38.

23     Ibid., p. 102.

24     Ibid., p. 104.

25     Ibid., p. 160.

26     Ibid., p. 147.

27     Ibid., p. 227.

28     Ibid., p. 161.

29     Ibid., p. 174.

30     Ibid., p. 190.

31     Ibid., p. 244.

32     Ibid., p. 280.

33     Ibid., p. 258.

34     Ibid., p. 293.

 

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