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1. ¿ES RAZONABLE SER ATEO?

Argumentos pro y contra la Ateo-logía

1.9 CONSECUENCIA PRÁCTICA: PROMOVER UN LAICISMO EXCLUYENTE

 

Examinados los argumentos, parece que puede sostenerse con fundamento que la finalidad última de estos nuevos ateos es política y social: promover un laicismo excluyente. El nuevo ateísmo tiene como objetivo eliminar todas las formas de creencia religiosa, incluso aquellas que se presentan como más moderadas. — Elogio del ateísmo Parte de la estrategia de promoción del laicismo es realizar un elogio, generalmente desmedido, del ateísmo. Sam Harris, en su «Carta a una nación cristiana» explica que en los estados americanos menos religiosos hay menos violencia, que las sociedades menos religiosas fueron las más florecientes y que las naciones que tuvieron un grado más alto de ateísmo fueron las más generosas138. Para Dawkins ser ateo equivale a ser realista y tener la mente abierta,de manera que ser ateo «es algo de lo que estar orgulloso» pues indica «sana independencia mental, incluso mente sana»139. El ateísmo equivale a reflexión vigorosa. Dice Harris: «el ateísmo no es una filosofía; ni siquiera una visión del mundo; es la admisión de lo obvio»140 . Por su parte, Comte-Sponville expresa en estos términos la alegría de ser ateo: «¡Qué libertad!, ¡qué júbilo! Sí, desde que soy ateo, tengo la sensación de que vivo mejor: más lúcidamente, más libremente, más intensamente»141. De esta manera buscan una legitimación cultural y social del ateísmo. — Contra la tolerancia de las religiones Una idea fundamental es que la construcción de un mundo sin religiones es condición para la paz y la tolerancia, para la resolución de los conflictos existentes en el planeta. Por ello, «esperamos una era abiertamente atea»142 . En consecuencia, hay que abandonar el respeto por las religiones, incluso por las que se presentan como más moderadas. La fe religiosa tiene una fuerza tremenda para pervertir las mentes, «La religión sensata, no fundamentalista, puede no estar haciendo eso. Pero está haciendo que el mundo sea un lugar seguro para los fundamentalistas al enseñar a los niños, desde su más tierna infancia, que la fe es una virtud»143. Por eso, dice Dawkins, no debemos culpar sólo a los extremismos, sino a la religión en sí misma. Consiguientemente, rechazan el principio ilustrado de tolerancia. «Debemos abandonar el principio del respeto automático a la fe religiosa»144 . Dice Harris: «Va siendo hora de que reconozcamos que tenemos un enemigo común. Un enemigo tan cercano a nosotros, y tan engañoso, que hasta le pedimos consejo mientras amenaza con destruir cualquier posibilidad de felicidad humana. Nuestro enemigo no es otro que la fe misma»145. Debemos de dejar de ser hipócritas — dice Dennett— sosteniendo un principio de tolerancia ecuménica, aunque no creamos en ella. En el mundo de la religión la gente muere y mata146 . La religión ha recibido un respeto exagerado en las sociedades occidentales147. Goza de muchos privilegios inmerecidos. Uno de ellos es la enseñanza de la religión en las escuelas, que debe ser eliminada o, mejor, incluida en otras materias, que ayuden a entender cómo surgieron los mitos, las ficciones y los dioses. En su lugar, «podemos optar por la enseñanza del ateísmo»148 . No sería demasiado descabellado pensar que la caricatura de la religión que presenta el nuevo ateísmo es deliberadamente buscada con una finalidad social y política: criminalizan a las religiones para que, de esta manera, los estados democráticos tengan una razón para perseguirlas. Si no fuera así, resultaría difícil entender los errores elementales que comenten estos autores, sus simplificaciones, las desfiguraciones constantes de los argumentos del adversario, las descalificaciones y las acusaciones infundadas que repiten. Su intención es mostrar que las religiones generan mal y daño para la sociedad, lo que da a los Estados una razón para intervenir, legislar y limitar la actividad de los creyentes. — Ateísmo en la vida pública La consecuencia de todo ello es clara: el espacio público sólo puede ser ocupado por el ateísmo, que es la única actitud sensata ante el mundo. «El ateísmo no es una terapia, sino salud mental recuperada»149 . El filósofo francés M. Onfray propone con nitidez la necesidad de avanzar hacia un laicismo excluyente y postcristiano. Es necesario dar paso a una laicidad postcristiana, es decir, «atea, militante y radicalmente opuesta a cualquier elección y toma de posición entre el judeocristianismo occidental y el Islam que lo combate»150. Esta laicidad no puede ser neutral ante las religiones. No vale equiparar la religión y su negación, porque no se puede igualar el pensamiento mágico con el pensamiento racional. Al mismo tiempo, esta laicidad tendrá que proseguir el proceso de descristianización pero no sólo de la sociedad, sino de la misma metafísica y moral de occidente. Seguimos pensando, hablando y viviendo desde los valores moldeados por el judeocristianismo.Hay que ir, más allá de la laicidad, a un laicismo postcristiano. Caminamos de un modo inexorable hacia «el continente postcristiano»151 . En el trasfondo de estas posiciones existe un importante equívoco, pues se considera que el ateísmo es mera «ausencia de creencias» (Dawkins), por lo que sería la actitud recomendable en la vida pública. Mientras que la fe religiosa es una forma de abuso infantil porque pretende infundir unas creencias, el ateísmo no lo sería. Pero el ateísmo no es una mera ausencia de creencias sino una filosofía de la vida que, como las religiones, puede generar pasiones e incluso guillotinar cabezas152 .​

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