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4. CONCLUSIÓN

contra la violencia y en favor la razonabilidad

4.2 Religión y argumentación 1/3

 

Religiones surgen ​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​antes que los argumentos y sobreviven sin ellos. Cuando quieren ser razonables buscan argumentos, para justificar su cosmovisión en relación con la existencia de Dios. A favor y en contra de ella hay en efecto argumentos razonables, pero ninguno de ellos demuestra la existencia de Dios ni la refuta de modo irrebatible.
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Ni ateos ni teístas se dejan convencer única y exclusivamente sobre la base de puros argumentos razonables, porque su posición supone una implícita opción epistemológica, inspirada respectivamente por sus convicciones religiosas o antirreligiosas. Por esta razón parecen los argumentos a favor de la existencia de Dios plausibles por una parte sólo para aquéllos, que ya creen en la existencia de Dios y quieren, que él exista. Asimismo consideran los ateos por otra parte los argumentos en contra de la existencia de Dios como pruebas completamente convincentes, porque ellos ni creen en ella, ni quieren que Dios exista.

Un buen ejemplo de ello es el argumento clásico de las cinco vías de Tomás de Aquino (1225-1274). Muchos se dejan convencer por ellas, mientras otros las critican. Richard Dawkins (1941) y Leszek Kolakowski (1927-2009) han objetado críticamente contra las cinco vías del Aquinate, el primero desde la perspectiva atea y el segundo desde su postura teísta. Sobre la base de las siguientes objeciones rechaza Dawkins las vías de Tomás:

El conjunto de las tres primeras vías postulan la existencia de Dios como „Movedor inmóvil“, „Causa no causada“ y „Principio no contingente“ de todo, para poner punto final a la cadena de una regresión infinita.​1​ Según Dawkins es dicho postulado fútil, pues no existe absolutamente ninguna razón para atribuir a Dios tales propiedades, cuya tarea es cumplida naturalmente por la singularidad del big bang. La cuarta vía supone ya la existencia de un grado máximo de Perfección antes de probarla. Y contra la quinta vía propone Dawkins finalmente el proceso gradual de la selección natural darwiniana como única solución correcta ante el falso dilema entre el diseño teleológico y el azar.​​​2 

Ya que el azar de ninguna manera rige la selección natural, ésta subsana la ausencia de una finalidad orientada por un diseñador en el proceso gradual de la evolución de las especies vivas y proyecta una gran sospecha sobre la existencia de un diseñador y de una finalidad de todo el universo. En razón de las objeciones arriba mencionadas asevera, que es prácticamente seguro, que Dios no existe. No obstante reconoce Dawkins, que su aseveración sólo es una certeza probable, la cual no llega a ser todavía una demostración irrebatible.​

 

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1 Cfr. DAWKINS, Richard, El espejismo de Dios (Espasa Calpe, Madrid 2007), p. 61.

2 Cfr. Ibid., p. 97.

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