top of page

DIÓCESIS DE ZAMORA

JUBILEO TRAS 150 AÑOS DE IDEOLOGÍAS DEL PODER​​​
​​ORÍGENES 8/12
 
5.2 Segundo acto: José de Jesús Ferández Barragán
¡Removido como obispo coadjutor de Cázares!
 
 

Mons. Cázares promovió la remoción de su obispo coadjutor José de Jesús Fernández, quien después de un tiempo sin diócesis titular, al ser designado como abad de la Basílica de Guadalupe, declaró: »He cambiado una mitra de espinas por otra de rosas«.1 Hernández Madrid precisa la relación conflictiva de Mons. Cázares con su presbiterio zamorano en los siguientes términos:

 

»El conflicto de Cázares con Plancarte no se limitó al enfrentamiento personal, en Zamora canónigos y sacerdotes se identificaron con uno u otro de acuerdo a sus intereses y posiciones ideológicas. Esto quedó claro cuando, por motivos de salud del obispo, se nombró en 1899 al señor José de Jesús Fernández como obispo coadjutor.

 

Desde que tomó el gobierno el coadjutor hizo cambios que no gustaron a Cázares y a sus seguidores: visitó Roma, inició la construcción del palacio episcopal, introdujo reformas en la congregación de las HPSSC, invitó a los jesuitas a establecerse en la vecina población de El Llano, envió estudiantes al Colegio Pío Latino, fundó en la diócesis la congregación esperancista (con la cual no simpatizaba el obispo [Cázares]) y removió a varios párrocos que Cázares tenía bajo su protección.

 

Se desconocen los medios que permitieron a los sacerdotes descontentos influir para que el coadjutor fuera removido y perdiera su título de obispo de Tloe. Siguiendo el mismo destino que [José Antonio] Plancarte, a Fernández se le nombró Abad de Guadalupe en la ciudad de México donde permaneció hasta 1914 y no volvió a tener la oportunidad de trabajar en otra diócesis«.2

 

Como pié de página agrega Hernández Madrid el siguiento cometario sobre el título de obispo de Tloe:

 

»El título de "obispo de Tloe" fue uno de los muchos nombramientos honoríficos que se dieron a los obispos coadjutores en México, para evitar la rivalidad con los obispos a los que auxiliaban y reconocer de esta manera su importancia jerárquica. La mayor parte de estos nombres se referían a provincias eclesiásticas que los habían substituido por otros, o bien a diócesis extranjeras ubicadas en territorios donde la Iglesia católica [mexicana] no tenía fuero. Comunicación personal de Carlos Herrejón P., Zamora Mich., noviembre 1995«.3

 
 
5.3 Tercer acto: Rafael Guízar y Valencia
¡Suspendido por Cázares y proclamado santo por Benedicto XVI!
 

Además impuso Mons. Cázares al entonces P. Rafael Guízar y hoy santo la "suspensio a divinis", es decir, la suspensión del servicio divino en relación con toda celebración de los sacramentos por tiempo indefinido. Félix Báez explica este evento de la siguiente manera:

 

»En 1907 [Rafael Guízar] fue sancionado con la pena Ex Informata Conscientia por el obispo de Zamora José María Cázares y Martínez. Esta sanción (aplicada por “delitos graves y ocultos”) determinó la suspensión de sus funciones sacerdotales hasta abril de 1909. En las hagiografías y en los textos biográficos escritos por autores vinculados con la Iglesia la suspensión es atribuida a diversas causas [...]. En los testimonios del Proceso de Beatificación presentados ante la Sacra Congregatio Pro Causis Sanctorum, su hermano Prudencio y el clérigo Salvador Martínez Silva (quien fuera arzobispo auxiliar de Morelia) detallan y refutan diversas versiones relativas al problema, asociadas a un supuesto anónimo: la negativa del joven prebendado a pagar una deuda por la compra de un terreno, o la absolución que Rafael Guízar y Valencia impartió a un falso médico repudiado por el prelado Cázares y Martínez. [...] Las causas de la suspensión trascienden el ámbito de las intrigas, envidias personales o la imaginada presencia diabólica.


Deben explicarse a partir del clima de enfrentamientos suscitados en la diócesis de Zamora, coyuntura en la cual el catolicismo intransigente de Cázares y Martínez se enfrentó a las tendencias cosmopolitas de José Antonio Plancarte y Labastida, desarrolladas desde la parroquia de Jacona (1867-1882).

 

Un antecedente de suma importancia para explicar la suspensión aplicada a Rafael Guízar y Valencia es el apoyo que en 1903 recibe del obispo auxiliar de Zamora, José de Jesús Fernández (ubicado en el bando contrario a Cázares y Martínez), para fundar la Congregación de Nuestra Señora de la Esperanza, la cual atendería el Colegio Teresiano. Precisamente en diciembre de 1907 el obispo Cázares y Martínez promueve el traslado del prelado auxiliar José de Jesús Fernández a la Basílica de Guadalupe (donde fue nombrado abad); niega el permiso de misionar a los sacerdotes de la Congregación Esperancista y ordena la clausura de la escuela teresiana instalada en Jacona. En esta perspectiva, es evidente que la filiación de Guízar y Valencia en el bando de Plancarte y Labastida fue un factor central para ser sancionado con la pena Ex Informata Conscientia.

 

La suspensión fue derogada a finales de abril de 1909 por un tribunal eclesiástico, siguiendo las instrucciones del vicario capitular de la diócesis de Zamora, Genaro Méndez del Río (antiguo profesor y confesor del santo). Este clérigo fue nombrado interinamente mientras el Vaticano designaba al sucesor de Cázares y Martínez, quien falleciera precisamente en 1909. Las agudas pugnas que por esos años se suscitaron en la diócesis de Zamora han sido explicadas de manera magistral por Hernández Madrid como resultado del choque “entre dos posiciones que, sin cuestionar la visión integrista de la Iglesia ni su potestad levítica, proyectaban diferentes formas de restaurar la hegemonía de la Iglesia en la región”.

 

Cázares y Martínez representaba la postura intransigente del integrismo católico, cerrado a la modernidad. Plancarte y Labastida, en sentido diferente, encabezaba “la generación de los nuevos prelados educados en el extranjero, con una nueva visión cosmopolita para comprender cuáles eran los desafíos que enfrentaba la Iglesia ante la modernidad”. Si bien Rafael Guízar y Valencia no realizó estudios en el extranjero, desde los primeros años de su ejercicio eclesiástico tuvo una abierta filiación al ideario de la doctrina social católica alentada por León XIII. De tal manera, su participación en la organización del III Congreso Agrícola Mexicano celebrado en Zamora (del 4 al 8 de septiembre de 1906) siguió las coordenadas políticas de la encíclica Graves de Communi (1901), que establece las características de la democracia cristiana, es decir, la actuación de los ciudadanos en busca del “bien común”«.4

 

__________________________________________

VALVERDE TÉLLEZ, Emeterio, Bio-bliografía eclesiástica mexicana (México, Jus 1949), v. I, p. 308.
2   HERNÁNDEZ MADRID, Miguel Jesús, Dilemas posconciliares: Iglesia, cultura católica y sociedad en la Diócesis de Zamora, Michoacán (Zamora, El Colegio de Michoacán 1999), p. 78.
3   Ibidem. Nota 58 al pie de página.
BÁEZ JORGE, Félix, »El poder y los instrumentos de la fe: San Rafael Guízar y Valencia en el entramado del catolicismo social«, en Ulúa (no. 22 Xalapa 2013), 141-143. Textos de los dos últimos párrafos de la obra antecitada de Báez son plagios de la obra de HERNÁNDEZ MADRID, Miguel Jesús, Dilemas posconciliares: Iglesia, cultura católica y sociedad en la Diócesis de Zamora, Michoacán (Zamora, El Colegio de Michoacán 1999), p. 75. Puede ser consultada la  publicación de Báez con ayuda dle siguiente link en archivo PDF:

 

bottom of page