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DIÓCESIS DE ZAMORA

JUBILEO TRAS 150 AÑOS DE IDEOLOGÍAS DEL PODER

LA BASURA SUBE MIENTRAS HAY BORRASCA 3/20

 

 
3. José Esaúl Robles Jiménez
 
Los últimos años que gobernó la Diócesis de Zamora como VIII Obispo titular parecía un personaje cada vez más alejado del clero, de sus ovejas y de sus seminaristas. Cuando todavía era rector del Seminario José Luis Amezcua, hoy Obispo emérito de Colima, lo invitó a una comida en los jardines de la cancha de basketball del área de Teología. Robles Jiménez ocupó la silla del centro de las mesas, mientras los seminaristas intentaban alejarse lo más posible del asiento del Sr. Obispo. Con cierta discreción el Rector del Seminario José Luis Amezcua invitó a los comensales a acercarse al asiento del Sr. Obispo.
 
Después de un largo padecimiento volvió Robles Jiménez al Seminario para concelebrar una Misa en la capilla del Seminario. Su escasa recuperación se notó desde el principio, cuando se enredó con el incensario y estuvo a punto de caer en torno al altar. Antes de la homilía hizo una pausa y clavó sus ojos en Jesús Esquivel Flores, hoy párroco de San Gregorio y en aquel tiempo director de la estudiantina del Seminario. Jesús Esquivel había recargado sus codos en el reverso de la guitarra y colocado las palmas de sus manos en sus mejillas para escuchar atentamente el mensaje del Sr. Obispo. Éste se dirigió a Jesús Esquivel en un tono bastante autoritario y por micrófono en los siguientes términos: ¡Tú, si no te interesa lo que voy a decir sal de la capilla por favor! Jesús no sabía cómo reaccionar e insistió el Sr. Obispo: ¡Me dirijo a ti, el que estás sentado en la primera banca de la fila a mi izquierda, el primero del lado derecho de la banca! ¡Abandona por favor la capilla! Después José Luis Amezcua tranquilizó a Jesús Esquivel ante el ex abrupto del Sr. Robles.
 
Sabíamos claramente que el Obispo estaba gravemente enfermo y que su irritabilidad le podría conducir a la muerte. Mientras tanto aprovechó Raúl Ventura para gobernar la Diócesis a su antojo y se apropió de la catedral inconclusa. Con alevosía y ventaja culpó Manuel Méndez a los profesores, que él mismo difamó, de la muerte del Sr. Robles, pero hay un hecho que pocos han analizado como causa directa de su convalecencia. Juan Sandoval Íñiguez había entregado como visitador apostólico de los seminarios de México información falsa e infame al Vaticano. El mismo Sr. Robles nos leyó en público algunos incisos de las observaciones qué él recibió como respuesta. Los puntos más difamatorios del Seminario de Zamora consistían básicamente en que fue acusado el Seminario de favorecer la adicción al alcohol entre los alumnos y que el Seminario permitía cada tarde del viernes visitas conyugales para los alumnos.
 
Esta infamia le afectó tanto al Sr. Robles, que incluso deambulaba solo por las calles de Zamora por las noches, hasta que después apareció muerto sobre la cama de su habitación. En el transcurso de la noche de su velorio alguien, quizá Raúl Ventura, extrajo el documento del Vaticano enviado al Sr. Robles. No sé si alguien haya recuperado ya una copia para el archivo diocesano. 
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