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DIÓCESIS DE ZAMORA

JUBILEO TRAS 150 AÑOS DE IDEOLOGÍAS DEL PODER

LA BASURA SUBE MIENTRAS HAY BORRASCA 8/20

 

 
8. Rafael Valdez Torres

 

El en aquel tiempo pedagogo de Filosofía y hoy Obispo de Ensenada fue una desastrosa decepción intelectual como maestro del Seminario. Comenzaba sus clases recargado en el escritorio como un sapo y el resto era solamente dictar sin explicaciones. Uno anotaba lo que alcanzaba. El detalle más escandaloso de su presencia en el Seminario como asesor de la Segunda Sección fue el extraño olor que despedían lo muebles y las alfombras de su cuarto. Un olor a vómito de las borracheras habituales que organizaba en su habitación.
 
Pronto dejó su oficio y se desempeñó como Párraco en San Antonio Ocampo y luego en Cristo Rey en Jacona. Al morir el P. José Luis Garibay le sucedió en la mutual diocesana. Nunca se ha informado al presbiterio de Zamora de todos los millones y propiedades que legó el P. José Luis ni de los aportes que hacen las iglesias con mayores ingresos de la Diócesis de Zamora. Rafael Valdez fue siempre una planta trepadora, por eso del trampolín de la economía saltó a la administración del Banco del Señor de los Milagros en San Juan Nuevo. Construyó obras notorias con los fondos parroquiales y además compró propiedades a nombre de su familia en muchas partes de Santiago Tangamandapio. Ciertamente el sueldo de un clérigo no alcanza para tanto. Al ser elegido Obispo pidió ayuda hasta a sus empleados de los baños para llenar los libros notariales atrasados y luego firmar. Rafael Valdez había organizado los festejos de la ordenación episcopal de Jaime Calderón y sin escrúpulo le compró indumentaria episcopal con un precio de más de veinte mil pesos, en un tiempo de economía difícil para la Diócesis.

 

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