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DIÓCESIS DE ZAMORA

JUBILEO TRAS 150 AÑOS
DE IDEOLOGÍAS DEL PODER
INSURRECCIÓN 1/2

 

6. José Othón Núñez Zárate (1867-1941)
   3er. Obispo de Zamora (1909-1922)

 
La antedicha pena fue cesada por el tercer obispo de Zamora José Othón Núñez. Durante su pastoreo impulsó solidariamente en favor de los obreros la doctrina papal de la encíclica Rerum Novarum de León XIII inclusive con ayuda de la reunión así llamada Segunda Gran Dieta de la Confederación Nacional de los Círculos Católicos de Obreros acaecida en Zamora del día 19 al 23 de enero de 1913 en tiempos de plena Revolución Mexicana. En comparación con éste no ha habido otro esfuerzo en la pastoral social más destacado que aquél en el resto de nuestra historia diocesana, a pesar de que todo el magisterio social ha sido abundante. Pareciera ser, como si las doctrinas sobrepasaran la acción de nuestra pastoral social y como si muchos no quisieran comprometerse con las orientaciones y retos de la Doctrina Social de la Iglesia más allá del asistencialismo distributivo.
Al principio no fueron atendidas en efecto seriamente las exigencias sociales de la Rerum Novarum por los clérigos de nuestra diócesis, pero entre 1914 y 1939 se convirtió el catolicismo social en un bastión de resistencia defendido por los clérigos contra el Estado mexicano a causa de los conflictos políticos. La Iglesia mexicana proponía un orden social alternativo contra el capitalismo liberal. Desde el primer congreso católico celebrado en Puebla en 1903 surgió la propuesta de formar Círculos Católicos de Obreros, controlados por clérigos, quienes restringían la autogestión democrática de los trabajadores. Así se incubó un nuevo porfiriato clerical en el seno de la pastoral social.
Mons. Núñez había encontrado en 1909 en la diócesis de Zamora una sociedad que padecía a consecuencia de la crisis financiera, agrícola y política tras la debacle del porfiriato. La región era predominantemente agrícola y dependiente de los terratenientes. Pocas familias acaparaban las propiedades. Por ejemplo se decía de la familia García Martínez lo siguiente: „Los García no son de Zamora, sino Zamora de los García“.1
A pesar de que Mons. Núñez promovió con entusiasmo tanto la organización de los Círculos Católicos y la construcción del actual Teatro Obrero como también la inauguración de escuelas para obreros y para profesionistas seglares orientados al apostolado social en favor de la clase laboral, sin embargo reconoce Hernández Madrid lo siguiente:
 
„En realidad quienes se beneficiaron de los egresados que estudiaron comercio en estas escuelas fueron los banqueros y pequeños industriales de la región“.2
 
Contra los intentos de idealización ingenua de la pastoral social de Mons. Núñez hay que reconocer, que la aplicación de la Rerum Novarum en la diócesis de Zamora fue precipidada e insostenible a largo plazo. Los prejuicios racistas llevaron al clero zamorano a apodar a su obispo como "zapotecaliter", para desacreditarlo. Entre ellos destacaban los canónigos y los profesores del seminario, sobre los que Hernández Madrid escribe lo siguiente:
„Los profesores del seminario no vieron con buenos ojos que introdujera reformas inspiradas en el programa del Colegio Pío Latino. A unos se les hicieron atrevidas y a otros insuficientes por la falta de personal preparado para llevarlas a cabo. También sorprendió la nueva modalidad de discutir y resolver en juntas asuntos que tradicionalmente no se consultaban y se decidían directamente por el obispo o los canónigos“.3
Por su parte el pueblo sencillo confundía desde su ingenuidad y picardía la Gran Dieta celebrada en Zamora en 1913 con los banquetes de Mons. Núñez y repetía entre bromas en relación con dicho evento: „En el pobre es borracera, en el rico es alegría ¿y qué es eso en los obispos? es pura dieta.4
Las resoluciones de la así llamada Segunda Gran Dieta atendían más bien a la situación de los obreros citadinos que a la problemática de los campesinos. Un ejemplo de ello son las escuelas para los obreros y para sus hijos, el teatro obrero y las colonias obreras. Así pues la pastoral social de aquel tiempo desatendió a grandes sectores de la Diócesis de Zamora y se redujo a una estrategia conciliatoria entre los intereses de los patrones y empleados todavía sin una opción preferencial por los pobres. Para defender su posición social, los hacendados se opusieron a las exigencias de mejores condiciones de vida para los peones y para ello se valieron de expulsiones, quema de chozas y asesinatos de dirigentes. Tras el gusto de la Dieta llegó el susto de la fiesta con la ocupación de la ciudad de Zamora por las tropas del general Joaquín Amaro. Para mantener a las tropas se impuso a la Iglesia diocesana un préstamo y debido a la falta de liquidez se le confiscaron 77 fincas entre otras propiedades. Al respecto Hernández Madrid escribe lo siguiente:
„Los grandes edificios de la Iglesia como el seminario, el convento de las Teresianas y la catedral nueva en construcción [después llamada catedral inconclusa] se utilizaron para el alojamiento de tropas[...]. En el caso del palacio episcopal se instalaron desde ese momento oficinas gubernamentales.5
„Los templos no fueron saqueados[...], pero en el seminario fue desvalijada la biblioteca y solamente se salvaron los libros que el sacerdote Miguel Serrato sacaba de noche. Se ignora para qué querían los libros las tropas; seguramente su destino no fue la lectura ya que en los tendajones de la ciudad comenzó a ser común que el papel de esos libros sirviera para envolver paquetes de sal“.6
„Se dice que el obispo Núñez tuvo que salir disfrazado de campesino para no ser arrestado por el ejército, otros sacerdotes se ocultaron para evitar el encarcelamiento o el destierro; el obispo regresó a la diócesis hasta 1919“.7
„Los círculos obreros dieron signos de vida en 1919 al retornar el señor Núñez. [...] El obispo Núñez no abandonó su objetivo de llevar a la práctica las conclusiones de la Dieta; seguía convencido de la urgente necesidad de mejorar las condiciones de vida de los trabajadores mediante la armonía entre capital y trabajo para evitar la expansión de la violencia.8
Tras el ataque a la imagen de la Virgen de Guadalupe en la basílica de la Ciudad de México con una bomba, que estalló el 14 de noviembre de 1921, el Sr. Obispo Núñez organizó una peregrinación de desagravio y la Asociación Católica de la Juventud Mexicana convocó una protesta en Morelia. A causa de los enfrentamientos con grupos anticlericales murieron durante esa manifestación cuatro católicos. Así se gestó poco a poco el conflicto religioso de la Cristiada en el contexto regional de la Diócesis de Zamora y se desmoronó de modo irreversible la paz porfiriana impuesta férreamene por Mons. Cázares y Martínez a costa de la justicia social exigida por el Papa León XIII ya desde el tiempo de la publicación de la Encíclica Rerum Novarum en 1891.
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1 Citado por HERNÁNDEZ MADRID, Miguel Jesús, Dilemas posconciliares: Iglesia, cultura católica y sociedad en la Diócesis de Zamora, Michoacán (Zamora, El Colegio de Michoacán 1999), p. 83.
2 Ibid., p. 84.
3 Ibid., p. 85.
4 MAGAÑA, Agutín, La diócesis de Zamora. Memorias (Morelia, Filmax 1983), p. 113.
5 HERNÁNDEZ MADRID, Miguel Jesús, Dilemas posconciliares..., p 89. Por su parte Hernández cita la obra de Agustín Magaña.
6 Ibidem.
7 Ibidiem
8 Ibid., p. 89-90.
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