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ÉTICA DE LA RENUNCIA

AL PODER

 

LA INTERACCIÓN DE LA CONCIENCIA

EN EL MARCO DE LA SOLIDARIDAD CON LAS VÍCTIMAS

 

Secuela de mi disertación doctoral

en el contexto de nuestro México violento y convulso

 

2.1.2 Reconstrucción de los tipos de interacción

 

Para poder fundamentar el punto de vista moral, debe reconstruir Habermas antes dos tipos previos de interacción o bien de acción, los que consisten a saber en el comportamiento preconvencional de competencia y de cooperación. Para este fin concibe él por su parte los tipos de interacción selmanianos de las perspectivas de acción como formas de reciprocidad de las perspectivas reversibles del hablante, oyente y observador (1). Desde este enfoque transforma Habermas, a quien a ello J. Youniss ha inspirado, subsecuetemente el comportamiento del conflicto guiado por intereses, el que suele aparecer más bien en el marco de las perspectivas del yo-tú que en el ámbito de la perspectiva del observador, en acción estratégica (2). De esta manera puede concluir Habermas su ejercicio de reconstrucción conceptual con la transformación de las conceptos de „comportamiento dirigido por la autoridad“ y „comportamiento afectado por en el conflicto“ inspirados por Youniss en acción reglamentada por normas (3). Cada vez requiere dicha reconstrucción conceptual una transición desde el comportamiento de competencia y cooperación como tipos de interacción de la etapa preconvencional hacia la acción estratégica y regulada por normas como tipos de interacción de la etapa convencional.

 

1) En razón de los conceptos de persona y de relación distingue Selman las tres siguientes etapas respecto a la adopción de perspectivas de acción en su obra The growth of interpersonal understanding, desde cuyo contenido Habermas cita dichas perspectivas distribuidas en los siguientes tres niveles:

 

1) Perspectiva de la primera persona diferenciada y de relaciones subjetivas

  • Aproximadamente a la edad de 5 a 9 años

2) Perspectiva de la segunda persona auto-refleja y de relaciones recíprocas

  • Aproximadamente a la edad de 7 a 12 años

       3) Perspectiva de la tercera persona y de relaciones mutuas

  • Aproximadamente a la edad de 10 a 15 años

 

Si bien la intersubjetividad lingüísticamente gestionada es ya posible durante la edad de la primera etapa, opina Habermas, que cada niño en cuanto yo carece de la habilidad para el enjuiciamiento normativo tanto de sus propias acciones como también de las acciones de los demás. A partir de la segunda etapa aprenden adultos las reversibles y recíprocas relaciones del yo-tú entre hablantes y oyentes, cuyas perspectivas del yo-tú como formas de reciprocidad les ayudan no sólo al acuerdo superficial, sino también a la coordinación de acciones esporádicas. 

 

Más tarde posibilita la transición hacia la tercera etapa además la introducción de la perspectiva del observador en la interacción del yo-tú y de esta manera puede favorecer el rol de comunicación distanciada de la tercera persona como auditor y espectador neutral la objetivización de la reciprocidad del yo-tú-él, de la cual mayores de edad suelen tomar conciencia a menudo en esta etapa.

 

Según Habermas significa la introducción de la perspectiva del observador neutral la configuración del mundo social y la actualización de las formas de reciprocidad o bien del sistema cabal de las perspectivas reversibles y recíprocas del observador, del oyente y del hablante; en cuyo nivel la tercera persona como observador distanciado puede entender imparcialmente las perspectivas comprometidas del yo-tú de los participantes. Por su parte pueden estos implicados tanto asumir recíprocamente sus perspectivas de acción eficiente como también intercambiar sus perspectivas de hablantes y oyentes de cara a la perspectiva del observador y transformar ambas perspectivas la una en la otra.

 

2) En consideración a dicha concepción de los tipos selmanianos de acción o bien de  interacción como formas de reciprocidad se deja considerar la transformación habermasiana del comportamiento guiado por intereses hacia el conflicto en acción estratégica como una transición teórica de reconstrucción conceptual desde el comportamiento preconvencional de compentencia entre las perspectivas del yo-tú hacia el tipo de interacción convencional de la perspectiva del observador. En este contexto distingue Habermas, a quen a ello inspiran las formas de reciprocidad de J. Youniss, entre comportamiento de competencia y de cooperación, los que en igual medida son tipos de interacción preconvencional.

 

El comportamiento guiado por intereses hacia el conflicto vale como tipo elemental de interacción del comportamiento preconvencional de competencia, mientras que tanto el comportamiento conducido por intereses hacia la cooperación como también el comportamiento encauzado por la autoridad hacia la cooperación se dejan caracterizar como tipos de interacción del comportamiento preconvencional de cooperación.

 

Si bien las perspectivas recíprocas del yo-tú llegan a ser encarnadas con frecuencia en el comportamiento preconvencional de competencia, pueden asumir mayores de edad a menudo un tipo de interacción convencional, tan pronto como ellos con ayuda de la perspectiva del observador pueden objetivizar sus propias perspectivas de participantes. En razón de la introducción de la perspectiva del observador en las perspectivas del yo-tú cada participante llega ser un implicado consciente, que actúa según ciertas reglas para la elección racional. Con respecto a la acción estratégica, la que es un tipo de interacción convencional, agrega Habermas lo siguiente:

 

«Bajo este punto de vista se deja caracterizar la transformación del comportamiento preconvencional de competencia en la acción estratégica por la coordinación de perspectivas del observador y del participante».1

 

3) Para que la perspectiva del observador y las perspectivas del yo-tú se fusionen la una con las otras en un sistema de perspectivas de acción transformables las unas en las otras, completa Habermas su transición de reconstrucción conceptual desde la acción estratégica hacia la acción regulada por normas de la siguiente manera: en primer lugar satisface la sola acción estratégica en ningún caso a las demandas de la acción regulada por normas, pues por ejemplo no pueden coordinar la fuerza arbitraria ni la presión de los intereses al tipo de interacción regulado por normas y  no pueden disolver el problema de la polarización entre acciones orientadas al éxito y orientadas al acuerdo.

 

A causa de ello necesitan tanto el comportamiento de cooperación guiado por intereses como también el comportamiento de cooperación y de conflicto dirigido por la autoridad incondicionalmente y sobre todo de un mecanismo convencional de coordinación de la acción orientado al acuerdo, la que es independiente de la arbitrariedad imperativista de la autoridad, de la hegemonía del superior y de los intereses privados.

 

A diferencia de la acción estratégica debe la reestructuración global a favor de la transición hacia la acción regulada por normas ser tan amplia, que la arbitrariedad de la autoridad y los intereses privados se deben dejar subordinar a los conceptos socio-normativos de la validez del deber, de la legitimidad de las normas y de la obligación moral. Desde este mundo social surge un imperativo y de más elevado nivel y más generalizado, el que debe llegar a ser interiorizado intersubjetivamente no sólo por las perspectivas interpersonales del yo-tú, sino también con ayuda de la perspectiva del observador imparcial de muchos afiliados a este mundo social. En razón de la interiorización de dicho imperativo pueden adolescentes asumir cualquier cosa normativa como algo propio, pues según Habermas vale el propio «sí mismo como sistema de controles interiores del comportamiento».2

 

Junto con la interiorización y adopción de lo normativo toma uno conciencia de su rol social y llega a ser capaz, de asentir sin presión a la validez de las normas y a participar cooperativamente en el reconocimiento recíproco de otros oyentes, hablantes y observadores. Con miras a dicha validez de la normas, la que depende del reconocimiento mutuo entre las perspectivas ›yo-tú‹ y ›él‹ y de su asentimiento  sin presión, se separan generalmente obligaciones vigentes y preferencias subjetivas. En este contexto se transforma la forma de reciprocidad de las relaciones en una forma de intercambio mutuo, simétrico e imparcial; según el cual quien aguarda determinadas acciones de los otros, debe las expectativas de ellos cumplir. De esta manera se configura un sistema interactivo de perspectivas de acción convencionales entre observadores, oyentes y hablantes, cuyas perspectivas se transforman las unas en las otras mediante la interacción recíproca y regulada por normas.

 

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1    HABERMAS, Moralbewusstsein und kommunikatives Handeln (Suhrkamp, Frankfurt 1983), 161.

2    Ibid., 166.

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