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Anton Aschenbrenner

Ex-párroco, casado y papá

 

1.8 Mi vivencia del celibato

 

En la Iglesia ortodoxa es obligatorio el celibato solamente para los guías trepadores interesados en una carrera eclesiástica. Al bajo clero le está permitido desposarse. Esta disciplina es permitida también en la Iglesia griega de Ucrania unida a la católica.

 

En general es la dispensa del celibato posible. Es decir el Papa puede liberar a ciertos presbíteros de ello. Y a veces lo hace con gusto. En efecto desde la perspectiva católica es la ordenación de los ministros evangélico-reformados nula e inválida, pero: si tales pastores se convierten a la fe católica, los quiere la Iglesia católica exhibir como trofeos. En un santiamén les es dispensado el celibato y llegan a ser consagrados como sacerdotes católicos y ejercen el ministerio como hombres casados. Cuando hace años decidió la Iglesia anglicana, consagrar también mujeres mediante el sacramento del orden, abandonaron no pocos sacerdotes anglicanos ya casados su Iglesia en protesta y fueron aceptados en la Iglesia católica. Desde entonces ejercen como sacerdotes católicos con el venia de Roma.

 

8.1 Mi experiencia personal

 

Libros sobre el amor llenan bibliotecas. Cuando los dioses lanzaron las esferas sobre la tierra, las rompieron y desde entonces cada uno busca su otra mitad. Hay un ser humano, quien me complementa, quien en el origen fue mi otro yo, mi ánima o mi ánimo.

 

Quizá lo sucedido fue más simple y sin dioses. Yo quería rescatar el mundo. Desde la adolescencia quería ser héroe y redentor. Lo quería y me preparé con esfuerzo para mi gran misión – corporal y espiritualmente. Luché contra el uso de la energía nuclear, la contaminación del planeta y contra el hambre en el mundo. Disfruté, cuando una chica me encantaba y le encanté también a alguna. Antes de ello cuando era niño – admiré a nuestro párroco, por presidir las ceremonias en aquella iglesia enorme y por ser escuchado por todos. Lo admiré, cuando me permitió ayudar como monaguillo junto con otros amigos y cuando me regaló una Biblia infantil con muchas ilustraciones. Así quería yo llegar a ser – quien no necesitara hijos propios, quien tiene muchos, quienes lo quisieran.

 

Y así fue para mí el tiempo posterior ningún problema. Tenía claro, que esta convicción procedía de una cosmovisión muy vinculante y con la ayuda de Dios podía asumirse.

 

8.2 El obispo ejerce su potestad

 

Antes de la consagración presbiteral promete uno al obispo obediencia así como castidad y pobreza. En lengua alemana se deriva la palabra »Gehorsam« –es decir obediencia– del verbo »hören« –es decir escuchar atento– y el prefijo »Ge« indica la actitud dócil de la escucha atenta. Los benedictinos escuchan antentamente a su fundador en la regla de la orden y dicen llanamente: escucho. Así también Yahweh exhorta a su pueblo en el AT: ¡Escucha Israel! Según Pablo nace la fe también de la escucha. A mi modo de entender intentan los fieles en la Iglesia, escucharse los unos a los otros. También obispos y presbíteros. No ciego sometimiento. El mismo Jesus dice: »los amos oprimen a sus pueblos, pero entre ustedes no debe ser así«.

 

El día de mi ordenación yo estaba completamente bien dispuesto. Cuando le confié a mi obispo mi relación con mi confidente y el nacimiento de mi hija, me pidió orar, me quería atraer de nuevo al »senda correcta« de la Iglesia católica. Esa hubiera sido la solución para él. Sin embargo no para mí.

 

En mi caso aplicó mi obispo el tenor del derecho diligente y absolutamente de modo correcto, cuando me suspendió. Ése es el poder de la jurisdicción y ejecución eclesial. Yo había esperado, que puedieramos buscar juntos otros caminos, para ejercer mi ministerio dentro de la Iglesia católica sin el celibato. Afortunadamente hay otros oficios fuera del estado clerical dentro de la Iglesia católica.

 

Lo que sucedió, destrozó en mí toda confianza. Mis expectativas fueron podadas hasta el mínimo. Y nunca obtuve respuesta a mis peticiones de una oportunidad de diálogo. Sin ayuda obtuve sólo la frase lapidaria: ¡Usted sabe, cómo ha naufragado su barco! Incluso fueron cancelados mis participaciones como expositor con motivo del año de la Biblia.

 

Tras mi conversión a la confesión evangélico-reformada obtuve el permiso para la enseñanza como maestro de religión en Passau. A pesar de ello no hubo inhibición alguna para excluirme como maestro de esa asignatura. Era demasiado rápido según mi ex-obispo católico, quien exigió, que mi permiso se restringiera a una región fuera de la diócesis de Passau.

 

Un ejercicio del poder, que contradice el Evangelio de Jesús sobre la gracia, la compasión, el perdón y la caridad. No las palabras sublimes manifiestan la interioridad del corazón de un ser humano, sino los hechos, pues según Jesús por sus frutos los conocerán. No hubo explicación de porqué un obispo no ayudó al menos un poco a un sacerdote, quien trabajó comprometidamente durante 15 años, sino que en lugar de ello le puso piedras en el camino, incluso cuando hubo algunas oportunidades de empleo. Al principio lo callé durante muchos años.

 

Mientras mantuve en silencio mi relación con mi confidente, sin revelarlo públicamente, no tuvo la Iglesia problemas con ello. También así se ha comportado en muchos otros casos. Sin embargo cuando le debí volver la espalda, me sancionó ulteriormente, en la medida que sabotió mi oportunidades laborales dentro de la Iglesia evangélico- reformada. En ese caso hubiera tenido la Iglesia católica por completo el »poder« y las posibilidades, de apoyarme en mi nuevo rumbo o por lo menos de no impedírmelo.

 

8.3 Historia de mi salvación

 

Tras la primera envestida de los medios llego a ser mi historia rápidamente conocida casi en todo el país. Eso no le gusto a mi obispo, pero no pude hacer nada. Guardé silencio hasta el último día del desempeño de mi ministerio, tal como se lo prometí. Por mi parte sólo he recibido garrotazos entre las piernas – y todos ellos fundados en base al Derecho Canónico. Esta historia irrita a quien la escucha, la ve y la lee. He recabado historias paralelas de otros sacerdotes, las que a menudo me han puesto los pelos de punta. Como en un grupo de autoayuda encontré valor, al saber, que otros algo similar o peor han experimentado afectados por los representantes de la Iglesia: mujeres explotadas, confidentes abandonadas por sacerdotes, víctimas del abuso sexual, víctimas de los »formadores« del Seminario y de muchos otros más.

 

Como párroco motivé a jubilados, a no llevarse sus tragedias a la tumba. Quizá les aprovecharía escribir un libro. Así puede convertirse una trágica biografía en una historia propia de salvación, la que deja cicatrizar lentamente viejas heridas. Y de modo similar repercute también mi historia en los medios. Recordar, narrar, meditar son propuestas de la psicoterapia como método de sanación. Lo que fue fatigante al principio, luego nos ayuda a seguir adelante.

 

Si miro hoy en retrospectiva a los años posteriores a mi suspensión del ministerio, entonces estoy cada vez más profundamente agradecido. Mucho amor e intensidad de la vida florecen desde mi sufrimiento. Ciertamente fue tiempo anterior también pleno y significativo. Pero el nuevo terreno, el que desde el 6 de enero de 2003 debí explorar, me sorprende aún hoy con aventuras siempre nuevas, con encuentros llenos de consuelo y tareas desafiantes. La vieja tesis dogmática »fuera de la Iglesia no hay salvación« por ningún camino se deja verificar. Para mí ha sido más bien al revés: salvación como encuentro vivificante experimento desde aquellos días en especial intensamente. Mi antigua parroquia me expresó su solidaridad por medio de gestos, palabras y regalos cordiales. El desempeño de nuevas tareas en mi oficio a lado de mi responsabilidad como hombre casado abrieron mis perspectivas y me pusieron en contaco con otros compañeros, quienes igualmente buscaron y encontraron su salvación fuera de la Iglesia.

 

Al lado de los afectados o festejados u otras víctimas  por dondequiera experimenté nuevas historias de salvación. Ahora no ejerzo como párroco, sin embargo soy abordado como párroco. Y presto con mucho gusto servicios religiosos. Me ayuda mi experiencia en la celebración de rituales dentro de la Iglesia, pero también naturalmente mi propia experiencia de la vida: por ejemplo el haber experimentado la magia de enamorarme, el crecimiento de mi relación con mi mujer, la superación de obstáculos y también el riesgo de un nuevo comienzo.

 

Con historias de sanación motivé mi reflexión sobre el camino de mi propia vida, para caminar con seguridad a lo largo de él. No necesito negar las dificultades. Siempre las hubo. El camino por el desierto de la autonomía es arenoso. Pero he aprendido también y justamente ahora, a utilizar las piedras para construir puentes.

 

 

 

 

Anton Aschenbrenner

Consagrado como sacerdote en 1988 en Diócesis de Passau, Niederbayern, Alemania.

Suspendido en 2003 por el Obispo Wilhelm Schraml de la Diócesis de Passau

y desde 2004 teólogo independiente.

 

 

Vínculo matrimonial y familias en situaciones complejas

 

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