top of page

7. Enseñanza bíblica
sobre el matrimonio y divorcio 2/4

Observaciones críticas a la propuesta de

Paul Mankowski, S.J.

Dr. de Filología semítica y perito en textos bíblicos

 

 

 

7.2  ¿Cómo interpreta Jesús Gn 2,24 en Mc 10,7-8a y Mt 19,5?

 

7.2.1 Mc 10,7-8a

 

Como premisa del texto de Mc 10,7-8a los fariseos plantean a Jesús la pregunta del v. 2 para ponerlo a prueba, es decir para desacreditarlo, por contradecir la ley o bien por contradecir su propia enseñanza.1 Más allá de lo supesto por Mankowski sostiene Gehring, que algunas fuentes documentales no asientan las palabras καὶ προσελθόντες Φαρισαῖοι sino [καὶ] ἐπηρώτων αὐτὸν en cuyo contexto αὐτὸν se refiere a ὄχλοι del v. 1, es decir más bien a la multitud de gente en general que a un grupo especial de fariseos.

 

Con la mayoría de los peritos comparte Mankowski la misma opinión, según la cual la pegunta por el divorcio o mejor dicho por el repudio apela a Dt 24,1-4 en donde el acta de repudio está en efecto estipulada dentro de la estrctura compleja de una prótasis, pero no exigida, como si fuera un madamiento de Moisés. A ello agrega Isaksson, que el acta de divorcio no introduce un nuevo requerimiento legal, sino solamente constata un hecho ya sucedido. Por ello no pretende la entrega del acta de divorcio, introducir una institución reconocida legalmente. Es decir es asumida una costumbre vigente, con la que uno debe convivir, como si fuera un mal necesario.2

 

Evidentemente son los vv. 1-3 la prótasis de la oración condicional, mientras que el v. 4 es su apódosis o consecuencia de las condiciones expresadas en los vv. 1-3. Por tanto enuncia la prótasis el modo requerido, para tratar el hecho concreto de un caso especial de divorcio. Necesariamente se refiere a una costumbre vigente, la que en absoluto no es reconocida como intitución legal en Israel. Sorprende, que un asunto tan incidental como éste despierte tanto interés. El tema principal es la prohibición de nuevas nupcias para el consorte anterior. Los detalles incidentales son 1) las razones para el divorcio, 2) el hecho, que una mujer haya sido profanada y 3) el acta de divorcio. Este análisis es omitido por la explicacion de Mankowski.

 

A partir del pronombre ὑμῖν de Mc 10,3.5 referido en ambos versos en concreto a los interlocutores de Jesús asevera Mankowski, que no hay un mandamiento que permita en Dt 24,1-4 el divorcio en general, pues en Mc 10,9 remplaza cualquier costumbre vigente relativa al divorcio con un mandamiento nuevo y absoluto. Por su parte opina Gehring, que no es segura la referencia del mismo Jesús a Dt 24,1 con la pregunta „¿Qué les prescribió Moisés?” de Mc 10,3 ni pretende él mismo abolir lo ya escrito en el AT. Tan sólo rechaza la interpretación reduccionista de Dt 24,1 como simple prescripción y defiende el sentido verdadero e hipotético de la prótasis enunciada en dicha oración condicional a la luz de Gn 1,27 y Gn 2,24. En este sentido pregunta Jesús más bien por la prescripción de Gn, cuya autoría se atribuía en aquel tiempo a Moisés, que por el acta de divorcio de Dt. En otras palabras quizá no se refiera Jesús al repudio ni al acta de divorcio de Dt 24,1 en el sentido de sus interlocutores, sino a Gn 2,24 atribuido al mismo Moisés, como si se tratara de un comentario de Moisés, cuya prescripción es Gn 2,24.

 

La palabra σκληροκαρδία de Mc 10,5 traduce según Mankowski la expresión hebrea »ʻorlat lēbāes decir literalmente »prepucio del corazón« o sea »incircucisión del corazón« o bien conceptualmente »contumacia« o »testarudez« como desafío ante la voluntad de Dios. La palabra griega expresa simplemente la »dureza de corazón«.

 

La frase »Pero desde el comienzo de [la] creación« en Mc 10,6 no asegura, que varón y hembra sean el primer acto creador de Dios, sino que el orden creado incluía desde el principio la unión del hombre y la mujer. Gehring completa esta tesis de Mankowski con esta afirmación: Por la relación conyugal hombre y hembra llegan a ser „una carne“ a imagen y semejanza de Dios, quien es solamente „uno“ y a consecuencia de ello es todo reconocido por Dios no sólo como bueno, sino también como muy bueno. Sólo en razón de la unión conyugal el costado extraído del varón llega a ser reintegrado al origen, de donde Dios lo tomó, para modelar a la mujer, y sólo por esta unión el ser humano es recreado como varón y mujer a imagen y semejanza de Dios. Por ello la unión conyugal es la recreación del ser humano como imagen y semejanza de Dios.

 

Mientras que en Gn 2,24 la frase conectiva  עַל־כֵּן֙  es decir en buen castellano „por esta razón“ remite al poema erótico de Gn 2,23 en contraste con ello las frases conectivas ἕνεκεν τούτου de Mc 10,7-8a y ἕνεκα τούτου de Mt 19,5 remiten a Gn 1,27b. Según Mankowski este cambio no contradice la intencionalidad del contexto original, porque la diversidad entre lo masculino y lo femenino supone la igual dignidad entre ambos.3            

 

Dado que Mankowski por su perspectiva reducida al textus receptus omite el análisis literario de Mc 10,7 es necesario agregar las siguientes observaciones: En el v. 7-8a hay una cita de Gn 2,24. Es claro, que Mc cita la versión griega de Gn 2,24 de los LXX en lugar de la versión hebrea, pues su desviación mayor es idéntica al texto de la Septuaginta. Parece extraño que tanto Mc 10,7 como también Mt 19,5 utilizen la palabra ἄνθρωπος es decir ser humano en general, para referirse al marido en lugar de ἀνήρ es decir hombre.

 

El tiempo imperfecto de Gn 2,24 puede en hebreo también ser usado con un matiz potencial correspondiente a los verbos castellanos „poder en el sentido de estar permitido“ y „debiera“. Por ello admite el texto hebreo un cierto tono imperativo, a saber: «Por esta razón un hombre debiera renunciar a padre y madre, y ser ligado a su mujer; y ellos {ambos} debieran llegar a ser una carne». De esta manera puede uno leer el ideal normativo de Gn 2,24 correctamente como un imperativo al estilo de Mc y Mt.

 

Jesús especifica en Mc 10,9 que Dios es el autor de la alianza conyugal: »Por consiguiente lo que Dios ha uncido, un ser humano no [lo] separe«. El texto hebreo sólo afirma: el hombre „es uncido“, sin decir quien es el autor. Según Mankowski es notoria en este verso la autoridad del nuevo mandamiento de Jesús y en parte en este verso llega a su clímax el discurso de Jesús.4 En razón de la autoría divina del vínculo conyugal está prohibido a cualquier ser humano disolverlo con un imperativo negativo en tercera persona de singular, a saber μὴ χωριζέτω.

    

7.2.2 Mt 19,5

 

El contenido de la perícopa de Mt 19,3-9 corresponde en efecto al relato de Mc 10,2-12, pero ambas secuencias narativas son distintas en los detalles. Sobre la discusión con Jesús enfatiza Mt más estrictamente la directa oposición contra Jesús por medio de la frase προσῆλθον αὐτῷ y luego πειράζοντες αὐτὸν es decir „se le acercaron” y „sometiéndolo a prueba” respectivamente. Más allá del debate histórico sobre el divorcio entre las escuelas farisaicas se interesa Mt 19,3 por el repudio κατὰ πᾶσαν αἰτίαν es decir „por cualquier causa”, mientras Mc 10,2 omite dicha expresión, porque descarta el repudio en absoluto, sin aducir cualquier razón ni siquiera la cláusula de excepción de Mt 19,9b. Según Mankowski es la frase κατὰ πᾶσαν αἰτίαν un asunto discutible. Si bien muchos peritos ilustran este asunto con la controversia intrafarisaica entre la escuela de Hillel y Shammai, la enseñanza de Jesús sobre el divorcio fue considerablemente más rigurosa que la alternativa 'rigorista' de la escuela de Shammai, la cual permitía el divorcio sólo por incastidad de la esposa y Jesús por su parte sólo en caso de πορνεία.

 

La cita de Gn 1,27 y 2,24 es según Mankowski en Mt 19,5 y Mc 10,7-8a casi idéntica. Sin embargo substituyen muchos manuscritos el verbo κολληθήσεται de Mt 19, 5 por el verbo προσκολληθήσεται para armonizar el texto de Mt con el vocabulario griego de la Septuagina en Gn 2,24. Mc 10,8b-8 y Mt 19,6 son idénticos excepto por la inversión del orden de las dos palabras griegas σὰρξ μία. Dicha inversión no altera su sentido.

 

Notoriamente utilizan los fariseos en Mt 19,7 el ardid del acta de repudio como una objeción teológica contra la enseñanza de Jesús. Sin embargo el interés que motiva la pregunta „¿Por qué entonces Moisés prescribió entregar[le] un acta de divorcio y repudiar(la)?” no es puramente teórico sino práctico, cuyo ardid intenta reconciliar el divorcio con la voluntad de Dios. En el v 8 rebate Jesús la objeción de sus interlocutores de la siguiente manera: „pero desde el comienzo no ha sido así”. Jesús remite al orden prelapsario.

 

Dicho en pocas palabras deja Jesús en Mc 10,7-8a y en Mt 19,5 los tres pilares del modelo edénico conyugal cimentados en Gn 2,241 a saber 1) los cónyuges renuncian a las prioridades anteriores a la unión conyugal, 2) el Creador uncido el uno al otro por medio de la lealtad incondicional mutua y 3) ambos llegan a ser una carne mediante la consumación del vínculo conyugal entendida en un sentido integral. En el sentido más estricto no exige la enseñanza puramente bíblica la celebración de ritos litúrgicos que ratifiquen el vínculo conyugal entre hombre y mujer, cuya alianza nupcial existe única y exclusivamente por estos tres pilares y solamente por ellos.

 

____________________________________________________________________

1     Cfr. MANKOWSKI, Paul, »Dominical teaching on divorce and remarriage: the biblical data«, en: DODARO, Robert, ed., Remaining in the truth of Christ: Marriage and Communion in the Catholic Church (Ignatius Press, San Francisco 2014), p. 43.

2.    Cfr. ISAKSSON, Abel, Marriage and ministry in the New Temple. A study with special reference to Mt. 19,3-12 and 1 Cor. 11,3-16 (Gleerup/Munksgaard, Lund/Copenhagen 1965), p. 21-22.

3      Cfr. MANKOWSKI, Paul, »Dominical teaching...«, p.46.

4.     Cfr. Ibidem. 

 

Vínculo matrimonial y familias en situaciones complejas

 

Desafíos de la caridad para la Iglesia y Sínodo de los Obispos sobre la Familia
bottom of page