»Dejarlo todo«,

incluso una orden religiosa,

para seguir al Señor: H. U. von Balthasar

 

2.5 Luis Manuel Oseguera Fernández

»Te seguiré Señor. Pero déjame primero...« Lc 6,61

 

 

»¡Sí Señor, te seguiré, a donde quiera que vayas! Pero déjame primero estudiar en Roma Sagradas Escrituras y en seguida déjame en el equipo formador del Seminario Mayor«. Si y sólo si estas dos condiciones llegaban a coincidir algún día, podría haber un seguimiento incondicional del Señor en las motivaciones de Luis Manuel. Su prematura promoción para estudiar el bachillerato teológico en la UPM, cuando él aún era seminarista, le llevó a adelantar vísperas y a ilusionarse con las expectativas del pavo de la anécdota de Popper, según la cual un pavo alimentado diariamente a las nueve de la mañana suposo, que siempre le darían de comer a las nueve de la mañana. Esta suposición se mostró indiscutiblemente falsa la víspera de Navidad, cuando, después de haber sido alimentado, fue degollado para la cena del día siguiente.

 

Todo parecía ir hacia el rumbo correcto. Después de algunos años de servicio como formador en el Seminario Menor lo promovieron sus amigos como candidato, para estudiar en Roma. Luis Manuel debió renunciar al sueño de una especialización en Biblia y conformarse por el momento con la Historia de la Iglesia. Cuando regresó a la Diócesis de Zamora se quiso adelantar a los acontecimientos y de antemano se instaló en un cuarto del Seminario Mayor. Sin embargo bajo estas circunstancias resonaron con ironía las palabras de Hch 15,28: »El Espíritu Santo y nosotros hemos decidido...«. Y debió servir al Sagrado Corazón en la Parroquia de Santa Clara.

 

Llegó al umbral, desde el cual ya no hay retorno. Por ser ahijado y amigo de la Familia Zamorana le fueron cubiertos los gastos para Ejercicios espirituales en Europa antes de tomar una decisión definitiva. Regresó en efecto aparentemente fortalecido, pero al comienzo del siguiente año escolar, después de haber escuchado oficialmente los nombres de formadores y profesores del Seminario al final de la Misa del Espíritu Santo celebrada al inicio del año académico, desayunó y se fue. Había que buscar un nuevo profesor para Historia de la Iglesia y un nuevo párroco para Santa Clara.