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2. Llegan a ser „una carne“

en razón del matrimonio 5/5

Comentario a Gn 2,24 por Mag. Dr. Dr.

René Gehring

Pastor y conferencista

 

 

2.3 Proyecto original del amor conyugal

 

„Una carne“ en el texto de Gn 2,24 representa la única expresión apropiada para la concepción del matrimonio y el punto de referencia básico para todos los textos bíblicos del AT y NT al respecto. El texto más largo, acerca de lo que hoy en día llega a ser denominado como „matrimonio“, es la descripción de Gn 2,18-25. Otros textos de la Biblia se remiten a los eventos de dicho texto como modelo, por ejemplo Mt 19,4-5; Mc 10,6-8 y Ef 5,31-32. Por su parte 1Cor 7,10-11 supone implícitamente el discurso del Señor en Mt 5,32 y 19,9. De acuerdo con Gn 2,18 «No es bueno para el hombre estar solo» el pacto ideal designado como „una carne“ es un don para toda la humanidad y conforme a sus propósitos es esencial para cada relación conyugal. Sus normas fueron estipuladas ya «desde el principio» según Mt 19,4-5 y Mc 10,6-8 por Dios como Creador. Por su parte asevera Raúl Duarte lo siguiente:

 

«El verso 24 es como un epílogo. Habla el narrador. Es una aclaración etiológica que se intercala. No se refiere a una institución en especial, sino a la fuerza elemental del amor de hombre y mujer, que aquí recibe una valoración».1

 

En el sentido más estricto dicho verso no se circunscribe dentro del marco conceptual, el que actualmente especifica los contenidos semánticos del sacramento del matrimonio rato según la doctrina y disciplina eclesial. Más bien valora Gn 2,24 el amor humano como unión conyugal sexual y dato universal presente en cada cultura. Gn 2,18-25 describe el proyecto ideal del matrimonio, en contraste con el cual otras concepciones han adoptado rasgos al margen de todo origen bíblico. El matrimonio une a un hombre con una mujer según Mt 19,5-6 y Mc 10,7-9. A la luz de Gn 2,18-25; Mt 19,6 y 1Cor 7,39 hay en total siete pasos, los que representan el modelo perfecto del matrimonio, a saber:

 

  1. La mujer es partner correspondiente, igual en dignidad, complemento personal y auxiliar o ayuda para el hombre (Gn 2,18.23).

  2. La mujer fue creada por Dios de carne y hueso humanos (Gn 2, 22-23).

  3. La mujer fue traída y presentada al hombre por obra providente de Dios (Gn 2,22).

  4. Por su parte un hombre abandona padre y madre (Gn 2, 24).

  5. Es ligado a su mujer (Gn 2,24).

  6. Y llegan a ser una carne (Gn 2,24) también a consecuencia de la consumación sexual.

  7. No dejarse separar por ningún ser humano (Mt 19,6) a menos, que Dios intervenga a causa de la muerte de uno de ambos (1Cor 7,39). 

 

Los pasos 1-3 como condiciones previas anteceden a los pasos 4-6, los que no deben anticiparse a aquéllos primeros. Para llegar a ser „una carne“ exige la sexualidad por lo menos los pasos 4-5, para que la relación conyugal crezca y se desarrolle hasta la meta unitiva de los pasos 6-7. El matrimonio, el que llega a ser „una carne“ también a consecuencia de la consumación sexual, es uno de los asuntos más personales e íntimos para el ser humano. Tan sólo la conversión y el nuevo nacimiento por el Bautismo parecen, ser experiencias más profundas que el matrimonio, porque nos unen a Cristo como „un espíritu“.

 

2.3.1 Procedimientos matrimoniales

 

La institucionalizacion del matrimonio rato mediante ciertos procedimientos y rituales es sin duda ajena a los textos bíblicos. Al respecto escriben Markus Barth, Johannes Fischer y Ken Crispin:

 

«Ni Gen 2 ni Ef 5 contienen los materiales para una casuística legal».2 «Se encuentra en ningún pasaje del Antiguo Testamento una exposición detallada de un enlace matrimonial».3 «Ni el Antiguo ni el Nuevo Testamento prescriben alguna clase de ceremonia».4

 

Aunque culturas diferentes e incluso el mismo Israel y la Iglesia primitiva siguen sus propios procedimientos, permanece tan sólo de acuerdo con la evidencia de la Sagrada Escritura una simple aseveración, que explica aparentemente todo lo relativo al vínculo conyugal, a saber «Por esta razón un hombre abandona padre y madre, se junta a su mujer y llegan a ser una sola carne». Este versículo contiene implícitamente lo fundamental sobre el vínculo matrimonial, indisoluble y monógamo, pues si bien no tematiza explícitamente su indisolubilidad, tampoco la excluye. No obstante no indica él los requisitos de los procedimientos nupciales, para confirmar legalmente la relación esponsal, porque éstos son un producto de la Historia posterior de la Iglesia. En términos bíblicos uno está desposado, si uno mantiene una relación perenne con un ser humano del sexo opuesto de acuerdo con el modo de vida y de ser descrito en Gn 2,24. Según la visión protestante reducida a la sola scriptura, hay un malentendido visceral en la concepción, según la cual el fundamento del matrimonio yace en las formalidades del procedimiento.

 

En un caso no sólo no condena Pablo la relación esponsal entre un hermano (cristiano) y una mujer incrédula y entre una mujer y un hombre incrédulo, sino también les recomienda en ambos casos, que no se divorcien, si el cónyuge incrédulo está de acuerdo en vivir juntos, porque el cónyuge incrédulo queda consagrado justamente por la cohabitación con el cónyuge cristiano (1Cor 7,12-14). Por otra parte si el cónyuge incrédulo quiere separarse, ello es posible, porque el hermano y hermana (cristianos) en estos casos no están vinculados con el cónyuge incrédulo. En cualquier caso ya hay un matrimonio constituido como consecuencia de, que ellos llegaron a ser „una carne“ conforme a Gn 2,24 y nada más. Por eso Pablo recomienda a un cónyuge cristiano, que no se divorcie de su cónyuge incrédulo, si éste último está de acuerdo en cohabitar con el cónyuge cristiano. También la tradición católica reconoce en efecto dicho matrimonio, pero no lo considera vinculado indisolublemente por el sacramento. Por eso Pablo recomienda la separación entre un cónyuge cristiano y un cónyuge increyente, si éste último quiere separarse. De la interpretación canónica de este texto surge el así llamado Privilegio Paulino (1Cor 7,15), para contraer nuevas nupcias ahora por el sacramento del matrimonio conforme al CIC 1143 §1.

 

En el sentido más estricto no dice explícitamente Gn 2,24, que la expresión „una carne“ sea sinónimo de un vínculo indisoluble, y sería anacrónico entender ese enlace conyugal exactamente en el sentido propio del sacramento del matrimonio rato y consumado. En la interpretación de Gen 2,24 hecha por Jesús en Mt 19,6 parece explícito ya el vínculo entre hombre y mujer establecido por Dios desde el principio y por su parte Pablo precisa en 1Cor 7,39 que dicho vínculo dura mientras vive el cónyuge.

 

En 1Cor 7,15 no asevera Pablo, que única y exclusivamente el cónyuge incrédulo sea capaz de romper el enlace ya existente. Sólo recomienda la separación en ese caso, ya que dicho enlace no es sacramental desde nuestra perspectiva contemporánea. Dicha recomendación no es en absoluto una exigencia. Por ello se realiza la separación por iniciativa de uno de los cónyuges, nunca por exigencia de la Iglesia. La Iglesia no puede exigirles la separación, si uno de los cónyuges se niega a ella. Además sorprende, que Pablo en 1Cor 7,14 escriba: «[…] el hombre incrédulo queda consagrado por su mujer, y la mujer incrédula queda consagrada por el hermano [cristiano]». Por esta razón basta llegar a ser „una carne“ conforme a Gn 2,24 para que no haya unión ilegítima ni concubinato. Desde la perspectiva protestante defiende René Gehring una opinión en parte distinta al respecto. Él escribe lo siguiente:

 

«[…] esta unión de “una carne” es declarada indisoluble por Jesús mismo; solamente el cónyuge incrédulo es capaz de romperla en caso de πορνεία, de esta manera concretamente es destruida la unión de “una carne” mediante la sexualidad prohibida. La Iglesia, de cualquier modo, no tiene derecho a exigir la separación al estimar la tradiciones propias, como si éstas fueran superiores al verso totalmente simple de Gn 2,24 y a las pocas instrucciones de Jesús y Pablo respecto al concepto claro de llegar a ser “una carne” para establecer el matrimonio. […] Por tanto lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre ni la autoridad de la Iglesia».5

 

 

 

 

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„situaciones regulares“ y „situaciones irregulares“.

 

 

    

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Una vez celebrado

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1     DUARTE CASTILLO, Raúl, Génesis ¿Fábula, mito... o qué? (Promotora Audiovisual, Zamora 1979), 36.

2    BARTH, Markus, Ephesinas. Translation and Commentary on Chapters 4-6 (Doubleday, Garden City N.Y. 1960), 749.

3    FISCHER, Johannes, Hat die Ehe einen Primat gegenüber der nicht ehelichen Lebensgemeinschaft? en Zeitschrift für Theologie und Kirche (101/2004), 354.

4.    CRISPIN, Ken, Divorce. The Forgivable Sin? (Hodder and Stoughton, London 1989), 13.

5   GEHRING, René, The biblical “one flesh” theology of marriage as constituted in Genesis 2:24. An exegetical study of this human-divine covenant pattern, its New Testament echoes, and its reception history throughout Scripture (Avondale College of Higher Education, Australia 2011), 447-448.

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