top of page

10. Evangelio de la familia:
Jesús ve el sufrimiento antes que el pecado

Comentarios a la propuesta del Cardenal

Walter Kasper

Dr. habilitado de Teología Dogmática en la Universität Tübingen,

obispo de Rottenburg-Stuttgart (1989-1999)

y Presidente emérito del Pontificio Consejo

para la Promoción de la Unidad de los Cristianos

 

10.4 Historia de la salvación para nuestra familia cristiana

 

Con la encarnación asumió Jesús también las circunstancias humanas de su familia. Al comienzo de su vida pública impulsó su ministerio bajo el signo de una boda en Caná. Jesús se distancia expresamente de las controversias farisaicas de su tiempo sobre la casuística del divorcio, remite su postura a la voluntad original del Creador y considera la unión conyugal como un don recibido en Mt 19,11 es decir como gracia dentro del contexto del anuncio del Reinado de Dios. En contraste con ello atribuye Jesús a la dureza de corazón la actitud permisiva ante el divorcio como un recurso en contra de la voluntad original del Creador. A partir de la Revelación fue formulada la doctrina sobre la indisolubidlidad del vínculo conyugal. Según Kasper no debe ser interpretado este vínculo sólo como si fuera una hipóstasis metafísica independiente del amor personal de los cónyuges, ni reducido sólo al sentimiento del amor recíproco.

 

San Pablo utiliza en 1Cor 7,39 la expresión μόνον ἐν κυρίῳ es decir »soltero en el Señor« como condición para un nuevo matrimonio tras la muerte del cónyuge. Según este texto »la mujer está ligada a su marido mientras él vive«. De esta manera Pablo confirma la voluntad original del Creador expresada en Gn 2,24 y sus resonancias en el NT después puestas por escrito en Mc 10,7-8a; Mt 19,5 y Ef 5,31 con la especificación hecha por el mismo Jesús en Mc 10,8b-9 y Mt 19,6. Respecto a 1Cor 7,39 especifica Kasper lo siguiente: 

 

»No se refiere a una forma canónica del consentimiento matrimonial. Una semejante fue formulada tan sólo siglos después –definitivamente tan sólo por el Decreto Tametsi del Concilio de Trento (1563)–«.1

 

A partir de Gn 2,24 interpreta Ef 5,32 la metáfora de Os 2,18-25 de un vínculo conyugal entre Dios y su pueblo como una promesa cumplida en la alianza nupcial entre Cristo y la Iglesia. De esta manera el μυστήριον μέγα es decir el misterio magnífico de la unión carnal entre el hombre y la mujer es aplicado a la unión espiritual entre Cristo y la Iglesia. Si bien Ef 5,32 no especifica las formalidades canónicas del consentimiento matrimonial, será este texto punto de referencia para el desarrollo de la teología del matrimonio como sacramento. Al respecto escribe Kasper lo siguiente:

 

»El Concilio de Trento vio indicada la sacramentalidad del matrimonio en este pasaje en razón de un desarrollo teológico-histórico madurado tan sólo en el siglo XII. [...] La más nueva teología busca profundizar en la teología trinitaria esta fundamentación cristológica y entiende la familia como representación real-simbólica del misterio de la comunión trinitaria«.2

 

En Ap 19,7.9 aparece la visión de la boda escatológica del Cordero y con ello la familia y el matrimonio se convierten en un símbolo escatológico. En cada ceremonia nupcial es celebrada de antemano la boda escatológica. A causa de la crisis antropológica y de de la crisis de sociedad muchos no comprenden el Evangelio del matrimonio y de la familia. En esta situación Jesús nos indica un camino más realista. Es igual si uno está desposado o soltero, abandonado por el partner o haya crecido sin contacto con la propia familia: nadie está solo y perdido. Como hermanos y hermanas estamos en familia y siempre en casa con él según Mt 12,48-50 y 19,27-29. El Evangelio de la familia se vive concretamente en la iglesia doméstica.

 

10.5 La familia como iglesia doméstica

 

En la Iglesia se deben sentir todos tan queridos como en casa y como en la familia al estilo de las asambleas de Hch 2,26; 5,42; Rom 16,5; 1Cor 16,19; Col 4,15 y Flm 1,2. Ellas fueron piedra angular de la comunidad, ejes de la oración, de la catequesis, de la fracción del pan, de la fraternidad y de la hospitalidad. En las Iglesias reformadas han jugado las asambleas un rol significativo. Las familias católicas suelen reunirse en casa en distintas ocasiones para celebraciones religiosas. El Concilio Vaticano II retomó la idea de la iglesia doméstica de San Juan Crisóstomo en LG 11 y AA 11 aún sin citarlo. Paulo VI considera a las comunidades eclesiales de base como esperanza para la Iglesia universal en EN 58 y 71. Las comunidades de base se convirtieron en desafíos para la sobrevivencia de la Iglesia en situaciones de persecución, diáspora y minoría.

 

De cara ante la desintegración familiar dieron dichas comunidades muchos frutos a pesar de las dificultades de los hogares modernos. Para que las iglesias domésticas sean una respuesta plausible a los desafíos de hoy, no deben ser reducidas a una simple fotocopia de las asambleas de la Iglesia primitiva. Las comunidades apostólicas son a menudo el marco espiritual para las comunidades integradas por familias. De ello son ejemplo los gurpos de oración, los círculos bíblicos, los grupos de catequesis y de diálogo ecuménico. Cada iglesia doméstica es una iglesia dentro de la Iglesia y por el Espíritu Santo les es propio el sensus fidei. Cada una es no sólo objeto, sino también sujeto de la pastoral familiar. Cada una no debe aislarse de la más grande comunión de la Iglesia, gracias a la cual hay en la Iglesia unidad en la diversidad.

 

Cada una transmite la alegría de la fe a la siguiente generación. La celebración común de la Eucaristía debe ser la fuente y culmen de su vida cristiana. A cada día comparten sus miembros alegría, sufrimiento, preocupaciones, necesidades y aflicciones así como felicidad. Ya que la Iglesia es esencialmente misionera, está llamada cada familia como iglesia doméstica a evangelizar. Su testimonio es ante todo testimonio de vida. Porque Cristo ha venido a anunciar el Evangelio especialmente a los pobres, no debe ser cada iglesia doméstica una comunidad exclusiva y elitista, sino cada una debe abrirse a los afectados por el sufrimiento. Con ayuda de la teología política y de la mística de ojos abiertos de Johann Baptist Metz es posible, ampliar la propuesta de Kasper en este contexto, para anunciar el Evangelio en el sufrimiento y desde el sufrimiento. Kasper no logra especificar una reflexión teológica al respecto y sólo comenta lo siguiente:

 

»Las familias necesitan de la Iglesia y la Iglesia necesita de las familias. Sin las iglesias domésticas está la Iglesia alejada de la realidad de la vida concreta. Sólo por las familias puede la Iglesia estar en casa ahí, donde los seres humanos se sienten en casa. La comprensión de la Iglesia como iglesia doméstica es por ello primordial para el futuro de la Iglesia y para la nueva evangelización. Las familias son los primeros y mejores heraldos del Evangelio de la familia. Ellas son el camino de la Iglesia«.3

 

____________________________________________________________________

1     »Gemeint ist nicht eine kirchliche Form der Eheschließung. Eine solche hat sich erst Jahrhunderte später – endgültig erst durch das Dekret Tametsi des Konzils von Trient (1563) – herausgebildet«. KASPER, Walter, Das Evangelium von der Familie (Herder, Freiburg/Basel/Wien 2014), p. 39. La traducción castellana es mía.

2    »Das Trienter Konzil sah aufgrund einer erst im 12. Jahrhundert zum Abschluss gekommenen theologiegeschichtlichen Entwicklung in dieser Aussage die Sakramentalität der Ehe agedeutet [...]. Die neuere Theologie sucht diese christologische Begründung trinitätstheologisch zu vertiefen und versteht die Familie als realsymbolische Darstellung des Geheimnisses der trinitarischen communio«. Ibid., p. 40-41. La traducción castellana es mía.

3     »Die Familien brauchen die Kirche, und die Kirche braucht die Familien, um mitten im Leben und in den modernen Lebensmilieus präsent zu sein. Ohne die Hauskirchen ist die Kirche der konkreten Lebenswirklichkeit entfremdet. Nur durch die Familien kann die Kirche dort zuhause sein, wo die Menschen zuhause sind. Das Verständnis der Kirche als Hauskirche ist darum grundlegend für die Zukunft der Kirche und für die neue Evangelisierung. Die Familien sind die ersten und die besten Boten des Evangeliums von der Familie. Sie sind der Weg der Kirche«. Ibid., p. 53. La traducción castellana es mía.

 

Vínculo matrimonial y familias en situaciones complejas

 

Desafíos de la caridad para la Iglesia y Sínodo de los Obispos sobre la Familia
bottom of page