top of page

10. Evangelio de la familia:
Jesús ve el sufrimiento antes que el pecado

Comentarios a la propuesta del Cardenal

Walter Kasper

Dr. habilitado de Teología Dogmática en la Universität Tübingen,

obispo de Rottenburg-Stuttgart (1989-1999)

y Presidente emérito del Pontificio Consejo

para la Promoción de la Unidad de los Cristianos

 

10.1 Con aprobación del Papa Francisco

 

Durante el Consistorio de los Cardenales del 20 al 21 de febrero de 2014 expuso Card. Walter Kasper algunas cuestiones discutidas y en parte controvertidas con aprobación del Papa Francisco,1 quien invitó a Card. Kasper con vistas a la preparación del Sínodo de Obsipos, celebrado en 2014 como extraordinario y por celebrar en el otoño de 2015 como extraordinario, para fomentar la discusión pastoral teológicamente fundamentada.

 

La III Asamblea General Extraordinaria y la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los obispos deben enmarcar los desafíos de la familia no sólo en el contexto de la Evangelización, sino también favorecer el encuentro personal con Jesucristo crucificado y resucitado como Evangelio viviente, cuyo abrazo redentor desde la cruz y desde la Gloria trinitaria devela el misterio y la vocación de la Familia. En la Persona del Hijo crucificado y resucitado, quien en efecto fue traicionado y abandonado, pero a pesar de quedarse solo, permanece fiel, resuena potente la Palabra Personal del Padre como Buena Nueva del Evangelio vivo del amor, narrado en el Evangelio escrito con pobres palabras humanas necesitadas de traducción e interpretación. Única y exclusivamente a partir de este Evangelio viviente tiene sentido el Evangelio escrito, la Evangelización y la exhortación Evangelii Gaudium.

 

De ella cita Card. Kasper las siguientes palabras: »La familia atraviesa una crisis cultural profunda, como todas las comunidades y vínculos sociales«.2 Y agrega a ello su propio comentario:

 

»Muchas familias se ven hoy confrontadas con grandes dificultades. Muchos millones de seres humanos se encuentran en situaciones de migración, fuga y deportación o en situaciones de miseria indignas para el ser humano, en las cuales una vida familiar regular es escasamente posible. El mundo presente se encuentra en una crisis antropológica«.3

 

Consecuentemente resulta miope la reducción del interés pastoral por la familia tan sólo a la situación de los divorciados redesposados y aún más la reducción de dicho interés a la admisión de ellos a la comunión sacramental. El mismo Jesús vió el sufrimiento antes que el pecado y objetó la postura moral de los guías ciegos, que cuelan las minucias y se tragan la enorme crisis antropológica al estilo de los fariseos indiferentes ante el sufrimiento de los afectados, entre ellos muchos hijos de la Iglesia, que son criados en una familia irregular. La indiferencia del levita ante el sufrimiento del ser humano caído se hace más cuestionable en el contexto de la crisis de sociedad, que enmarca la crisis de la familia, la crisis antropológica y la crisis moral de nuestro tiempo.

 

¡Qué difícil anunciar el Evangelio al «anima technica vacua» del «homo oeconomicus» y a los bautizados que viven como gentiles! Por ello precisa Kasper, que no se trata en el sentido más estricto de adoctrinar al ser humano única y exclusivamente con la enseñanza de la Iglesia sobre la familia, sino de anunciar el Evangelio de la familia.4 Y aún más precisamente se trata del encuentro personal con Jesús como Evangelio viviente, para asumir su actitud ante el sufrimiento mediante la kénosis y para encarnarse en la debilidad conforme a Flp 2,5.

 

10.2 Nuestra historia de salvación como familia

 

En base a la interpretación cristiana de la doctrina sobre los λόγοι σπερματικόι traducida al latín como semina Verbi asegura Kasper, que en todas las culturas se encuentra una valoración del matrimono y de la familia como instituciones y que ésta última es la organización primitiva de la cultura. En este contexto descubrió Pablo en los paganos una ley moral inscrita en su interior según Rom 2,15. De ello es un ejemplo la regla de oro como formulación escrita del ley natural, la que Jesús confirma en el sermón de la montaña y en particular con la exigencia del amor al prójimo. No obstante la aplicación concreta de la ley natural puede ser ambigua. A una interpretación y aplicación concreta de la ley natural nos ayuda la revelación.

 

A lo largo del AT llega a ser purificada la sabiduría tradicional por medio de un proceso de educación, por medio del cual los mandamientos de la segunda tabla del decálogo logran sintonizar con los preceptos morales de otras culturas. En ella no hay una moral exclusiva para judíos y cristianos, sino que transmite los valores fundamentales de la vida familiar. Ellos ofrecen más bien una pauta y un compás para orientar la vida que una carga o una restricción de la libertad. En las antiguas tradiciones de los dos primeros capítulos del Génesis se deja presentar los tres rasgos del plan orginario del Creador para la familia, a saber:

 

1) Dios creó al ser humano a su imagen y semejanza como hombre y mujer heterosexuales, para que no estuviera solo, y vio su alianza como una complementaria reciprocidad muy buena en dignidad equitativa. Ser hombre y ser mujer con igual dignidad pero existencialmente diferentes suponen un fundamento ontológico en el origen creador. Su homologización destruye el amor erótico. A partir de su diferencia llegan a ser una carne, una comunidad de vida. No obstante el amor humano no es Dios. Quien endiosa a su partner, sólo puede esperar desencanto. El amor es un signo que orienta hacia Dios como la creación desemboca en el séptimo día, que es día de la familia y del tiempo libre para agradecer a Dios por sus dones.

 

2) »Dios [...] les dijo: Sean fecundos y multiplíquense« en Gn 1,28. El amor entre hombre y mujer no se encapsula en sí mismo, sino que trasciende a la procreación y a la creación cultural. Los hijos son don y alegría, no un derecho ni una carga. Ellos son más bien bendición de Dios que una simple consecuencia de la reproducción puramente biológica. La paternidad responsable es la manera, como el Creador confía a los progenitores la tarea de decidir inteligentemente sobre la canditad y el ritmo de cada parto. Sin familia no hay futuro sino un envejecimiento de la sociedad.5

 

3) El imperativo de Dios en Gn 1,28 ordena: »Poblad la tierra y sometedla a vosotros« pero no en el sentido moderno de una explotación capitalista voraz contra el medio ambiente, sino que Dios entregó al ser humano la creación »y lo colocó en el parque de Edén, para que lo guardara y lo cultivara« según Gn 2,15. Así Dios encomendó al ser humano como pastor del mundo la cultura y la naturaleza. Por el ejercicio de esta tarea se autotrasciende el amor entre hombre y mujer, pues esta tarea desencapsula la sentimentalidad de una vida privada, para que la familia se convierta en escuela de humanización y socialización en el marco de una cultura del amor. En este sentido habla FC 44 de una tarea social y política de la familia, la cual es más antigua que el Estado y la Ley. De la familia depende el modelo de Estado y de humanidad respetuoso de la paz y de la justa distribución de bienes. Card. Kasper concluye el primer capítulo de su exposición con las siguientes palabras:

 

»El Evangelio de la familia es a la vez un Evangelio para el bienestar y la paz de la humanidad«.6

 

10.3 Estructuras de pecado en la vida de la familia

 

El ideal normativo de los dos primeros capítulos del Génesis no refleja la complejidad de la vida de las familias de hoy. En contraste con Gn 1-2 narra Gn 3 la expulsión del paraíso como desencuentro sea entre ser humano y Dios, entre hombre y creación y entre los seres humanos mismos mediante la culpibilización del otro. Para evitar la polisemia de la palabra „concupiscencia” es utilizado hoy el concepto de „estructuras de pecado”.

 

El primer desencuentro acaece entre hombre y mujer como verguenza del uno frente al otro y como culpabilización del otro. El segundo desencuentro afecta a la mujeres como esposas y madres por medio de el dolor, los celos y la dominación. El desencuentro afecta también la relación del ser humano con la naturaleza y el mundo a causa de las dificultades, la fatiga y el sudor. Después llega el desencuentro entre hermanos como consecuencia de la envidia, has que desemboca en pleito, fratricidio y guerra. La Biblia narra historias de infidelidad sexual y religiosa incluso en la misma genealogía de los antepasados de Jesús, quienes vivieron en situaciones irregulares. Al respecto es la Revelación completamente realista y sincera.

 

A ello añade la Biblia el desencuentro con Dios y la amenaza inminente de la muerte como desgracia y aniquilación. Ella trae sufrimiento al seno de la familia con sepelios, lágrimas, preocupaciones, despedidas y soledad. La historias tristes de la Biblia nos invitan a no pensar románticamente en el pasado y a no interpretar el presente como una época de decadencia.

 

El nacimiento de los hijos de Adán es un signo de esperanza después de la expulsión del paraíso. Así comienza el Protoevangelio de la Familia, porque de la descendencia de Adán nació el Salvador según Lc 3,38. A pesar de lo escabroso genealogía de Jesús, Dios escribe en línea recta sobre las líneas torcidas. Por ello hay razones para animar la esperanza de y dar consuelo también a las familias de nuestro tiempo en situaciones difíciles e irregulares.

 

____________________________________________________________________

1   En el texto alemán original utiliza Card. Kasper la palabra „Einverständnis” es decir „acuerdo”, para hablar de la aprobación del Papa. A los especialistas en germanística no ha pasado desapercibido el significado fuerte de dicho concepto. Por ejemplo Habermas distingue entre el uso del lenguaje orientado o bien al „acuerdo” es decir al „Einverständnis” o bien al „entendimiento” es decir a la „Verständigung”. El significado de „Einverständnis” exige contenidos máximos y es más bien fuerte y exclusivamente normativo, es decir los interlocutores aspiran en última instancia a la validez universal de un „Einverständnis” sobre algo objetivo en el mundo única y exclusivamente a partir de fundamentos normativos, por ejemplo: a partir de valores rectos, normas correctas y discrusos regulativos. En cambio el significado de „Verständigung” exige contenidos mínimos, cognitivos y expresivos de la subjetividad, es decir los implicados aspiran tan sólo a la validez universal de una „Verständigung” flexible sobre algo objetivo en el mundo tanto a partir de fundamentos objetivos y subjetivos –por ejemplo: a partir de „proposiciones“ y juicios sobre hechos– como también a partir de intenciones veraces o sea convicciones y preferencias. Cfr. HABERMAS, Jürgen, Wahrheit und Rechtfertigung. Philosophische Aufsätze (Suhrkamp, Frankfurt 1999), p. 116 ss.

2     EG 66.

3     »Viele Familien sehen sich heute mit großen Schwierigkeiten konfrontiert. Viele Millionen Menschen befinden sich in Situationen von Migration, Flucht und Vertreibung oder in menschenunwürdigen Elendssituationen, in denen ein geordnetes Familienleben kaum möglich ist. Die gegenwärtige Welt befindet sich in einer anthropologischen Krise«. KASPER, Walter, Das Evangelium von der Familie (Herder, Freiburg/Basel/Wien 2014), p. 9. La traducción castellana es mía.

4     Cfr. Ibid., p.12.

5     Cfr. Ibid., p. 26.

6     Cfr. Ibid., p. 29.

 

Vínculo matrimonial y familias en situaciones complejas

 

Desafíos de la caridad para la Iglesia y Sínodo de los Obispos sobre la Familia
bottom of page